Las erupciones submarinas en la isla de El Hierro han acabado con la tranquilidad de unas aguas que albergan una de las mayores riquezas en vida animal. Allí conviven especies tan abundantes como los meros, viejas, cabrillas y abades, con otras protegidas como el tamboril espinoso y la langosta herreña.

La zona, denominada Mar de las Calmas, debe su nombre a que está situada al resguardo de los vientos y corrientes dominantes, rasgo que permite el ejercicio continuado de una pesca no condicionada por fenómenos meteorológicos adversos.

Esta condición fue la razón por la que, el propio sector pesquero de la Isla, solicitó la creación de la reserva marina con el objeto de prevenir una posible sobre pesca.

"Aunque desconocemos qué especies habitan en sus profundidades, las aguas superficiales ya albergan una gran riqueza de animales, nada esquilmada gracias a la flota pesquera del Hierro, pequeña y muy respetuosa", afirmó el biólogo de la Universidad de Las Palmas Ricardo Haroun.

Los fondos del Mar de las Calmas son rocosos y abruptos con veriles, cuevas, túneles y bajones, entre los que destacan el Bajón y la Punta de los Saltos. La cobertura vegetal que puede llegar hasta los 70 metros de profundidad es muy densa, predominando las algas calcáreas y pardas.

La abundante fauna de invertebrados se reparte entre el fondo y las oquedades que albergan a langostas, corales negros y amarillos, camarones, anémonas y esponjas entre otros.

La comunidad de especies de fondo costeros es muy rica y variada. Abundan las viejas o pez loro, cabrillas, gallos, meros, abades y diferentes especies de morenas, de gran importancia pesquera.

También existe una gran diversidad de túnidos como el bonito o listado, el rabil, el peto, el patudo y barrilote. Todos ellos dan lugar a la pesquería más importante de la zona en primavera y verano.

También las aguas de la reserva son visitadas por especies de alta mar como el tiburón ballena y la manta diablo. Además se pueden observar a menudo tortugas marinas y delfines. Estos últimos parecen no haber abandonado la zona, tras las erupciones volcánicas, según afirmaron el pasado viernes científicos de la Universidad de La Laguna, del grupo Bioecomar, tras avistar a un conjunto de cetáceos a dos kilómetros de La Restinga. Los científicos creen que se trataban de zifios, una especie muy sensible al ruido que no había sido avistada desde el lunes, día de la primera erupción.

Además, la reserva marina alberga especies protegidas como el tamboril espinoso y la langosta herreña, ambas especies marinas tropicales en peligro de extinción.

En el caso del tamboril espinoso, es un animal de gran vistosidad cuando se hincha, por lo que en el pasado fue objeto de una frenética actividad pesquera para utilizarlos como ornamentos en bares y casas particulares. Hace tiempo que han dejado de pescarlo y poco a poco se va repoblando. Actualmente donde más abundan es precisamente en la reserva marina de El Hierro.

Respecto a la langosta herreña, en Canarias, sus poblaciones se encuentran en franca regresión. En la actualidad, debido a su escasez, no suele ser frecuentemente capturada por los pescadores artesanales, aunque es pescable mediante la nasa, el trasmallo y, de forma fortuita, con anzuelo. Hoy en día, los buceadores y pescadores submarinos constituyen su principal amenaza, ya que suelen capturar los individuos que encuentran en las cuevas. Por otra parte, el deterioro de su hábitat, debido a la urbanización y contaminación del litoral, y al desarrollo de los blanquizales producidos por las altas densidades del erizo Diadema antillarum, constituye una pérdida potencial de recursos alimenticios y hábitats.

A todo ello se ha sumado el riesgo de la erupción volcánica. Aún no se conocen las consecuencias que tendrán para estas especies, pero las previsiones científicas apuntan a que será una afección transitoria y puntual, y la recuperación será rápida, según las experiencias que se tienen de otras ocasiones, como la del volcán Teneguía en La Palma. Al año de entrar en erupción, ya se había recuperado el equilibrio natural de la zona.