La contaminación ambiental por las emanaciones de azufre y otros gases fruto del proceso eruptivo que se ha desencadenado en la isla de El Hierro podría acarrear serios problemas respiratorios a la población. Afecciones como bronquitis, laringitis y faringitis son los episodios más previsibles que se producirían en un ambiente contaminado por este tipo de gases. Dolencias que pueden derivar en patologías más severas en personas que sufran afecciones respiratorias severas como asma o la llamada EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). En estos casos, la inhalación de azufre en dosis altas podría congestionar los conductos bronquiales.

"Los gases volcánicos tienen un alto contenido de azufre y los síntomas más inmediatos en las personas son las irritaciones en las vías aéreas, con impacto en laringe y en vías nasales", explicaba ayer el jefe de Neumología del Hospital Universitario Materno Infantil, Juan Carlos Rodríguez Bermejo. En su opinión, el traslado de la población de La Restinga "es acertado" como medida preventiva acordada por el Plan de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca).

Este cuadro podría volverse más virulento si hablamos de una exposición continuada a estos gases. En opinión del doctor Rodríguez Bermejo, y a falta de conocer al detalle la calidad ambiental del aire en el entorno de La Restinga y su evolución en los últimos días, el cierre a los accesos a La Restinga y la autorización a los vecinos a realizar una corta visita a sus casas, es una medida necesaria hasta que las autoridades confirmen que la atmósfera está limpia de elementos que pudieran ser nocivos para la salud. Las corrientes marinas y el viento han facilitado su progresiva dispersión.

Intoxicaciones

Otra cuestión bien distinta sería el escenario de una erupción que trajera la explosión de gases, cenizas y restos de material lávico, que de momento no se ha manifestado en El Hierro. En este caso y según el citado especialista, se podrían producir intoxicaciones severas entre la población en el supuesto de que ésta se encontrara en las proximidades del fenómeno geológico. "Todo dependerá de la concentración de los gases", aseveró Rodríguez Bermejo.

La utilización de equipos de lectura ambiental para determinar el nivel de azufre en el aire y de instrumentos que permitan conocer la concentración de material volcánico en suspensión son elementos determinantes para evitar daños severos en la población.

Los contaminantes que se encuentran en una emisión volcánica son fundamentalmente, óxidos de azufre, en este caso manifiesto dióxido de azufre una vez en superficie por su contacto con el aire; dióxido de carbono (igualmente tóxico para el sistema respiratorio), sulfuro de hidrógeno, ácido clorhídrico y ácido fluorhídrico. Todas estas sustancias son las que han propiciado días atrás el cambio del pH en el mar de Las Calmas, con el consiguiente incremento de la acidez y la aparición de peces muertos en superficie.

Además, en las emisiones volcánicas se localizan otros elementos y gases nobles que se encuentran en menor proporción, caso de metano, nitrógeno, argón, helio y radón, que en condiciones normales se evaporan fácilmente sin riesgo alguno.