Al menos tres bocas eruptivas perfectamente alineadas en dirección a La Restinga expulsan magma en estos momentos en la erupción que se produce en El Hierro desde el pasado 10 de octubre. Una erupción que, a las 20.36 horas de ayer alcanzó su cota máxima de temblor con un seísmo de 4,4 grados en la escala Richter, como el ocurrido el pasado miércoles, que se pudo sentir en La Gomera y Tenerife y que produjo desprendimientos en Sabinosa y la zona de Guinea. Ayer fue un día movido en la isla del Meridiano. A consecuencia del temblor, 31 personas de once familias tuvieron que ser desalojadas en el barrio de Las Puntas para garantizar su seguridad.

Tan pronto salía material magmático por el sur como temblaba la tierra por el norte con una intensidad superior los 4 grados en la escala Richter. El Hierro vivió con intensidad el movimiento de los cincuenta millones de metros cúbicos de magma que recorren la isla a lo largo de doce kilómetros, en lo más profundo de sus entrañas, en uno de los días más críticos de la crisis sísmica que se inició el pasado mes de julio. Toda una isla de poco más de diez mil habitantes espera impaciente la llegada de una erupción visible que acabe con la incertidumbre existente desde hace meses y que convierta a El Hierro en un atractivo turístico reinventado.

En el sur, en La Restinga, donde el pasado 10 de octubre se abrió una boca eruptiva en una fisura encontrada por el magma, el material comenzó a salir de forma más precipitada hasta el punto de que se abrieron, al menos, dos bocas eruptivas nuevas. La señal de tremor y la alineación de las manchas que se pueden apreciar en el Mar de Las Calmas son los indicios más evidentes de que, lejos de producirse el final de la erupción, la fiesta parece que no ha hecho más que empezar. Incluso durante la mañana de ayer se pudo apreciar cómo en las manchas había "materiales piroclásticos humeantes y burbujeos provocados por los gases liberados", según los científicos que realizaron un vuelo de reconocimiento en helicóptero a media mañana.

En el norte, en Frontera, el escenario es diferente. El susto llegó a las 20.36 horas con un seísmo que se pudo sentir, incluso, en La Gomera y Tenerife. No parece dar tregua la bestia que se oculta bajo la falda de la isla y que busca desesperadamente una salida. Durante la mañana, el terremoto más intenso tuvo lugar a las 13.41, en pleno éxtasis del burbujeo de la mancha de La Restinga, cuando los vecinos de El Golfo pudieron sentir bajo sus pies cómo la tierra temblaba y alcanzaba una magnitud de 3,8 grados en la escala Richter. Y aunque durante la tarde los movimientos de la tierra parecían haberse tomado un respiro, la noche llegó con el mayor temblor de la crisis sísmica y sembró el pánico, sobre todo en el municipio de Frontera, donde estuvo su epicentro a una profundidad de 21 kilómetros.

Siguiendo la tendencia de las últimas jornadas, los terremotos que se producen en Frontera pero que, en ocasiones, se sienten en toda la Isla y como el de ayer en incluso en otras islas, forman dos grupos diferenciados en cuanto a la profundidad de los mismos se refiere. Por una parte, uno de los grupos se situaría entre los 20 y 25 kilómetros de profundidad mientras que el más cercano a la superficie estaría entre los 10 y los 15 kilómetros. Según los científicos, todavía demasiado lejos para pensar en una erupción inminente, a pesar de que un seísmo como el de anoche es capaz de sobresaltar a la población.

Y con esa incertidumbre se acostaron anoche los herreños: con la tierra temblando bajo sus pies y el magma, en estado de ebullición máximo, en busca de una salida.