La clave está en el sílice. Este elemento químico es el que confiere al magma su textura y su mayor o menor capacidad explosiva. En Canarias, la tradición geológica señala al basalto como principal roca volcánica. Estos piroclastos contienen alrededor de un 45% de sílice en su interior y provocan unas erupciones tranquilas. Pero, ¿y si el material predominante es otro... riolitas, por ejemplo? Estas piedras contienen más de un 70% de sílice y están asociadas a volcanismo explosivo. El Pevolca asegura que no hay, que es basalto, con algunas trazas de traquita, una especie de árbitro intermedio entre los extremos, que tiene en torno al 60% de sílice. Domingo Gimeno, catedrático de Geología de la Universidad de Barcelona, aseguró hace una semana que había riolitas, y que no son aisladas. El volcán ya ha asomado la cabeza, pronto acabara el suspense.

"Sin ninguna excepción, en los últimos 500 años en Canarias, en todas las erupciones ha habido alrededor de un 45% de sílice en el magma, lo que ha producido, por tanto, lavas basálticas", afirma Julio de la Nuez, petrólogo y profesor de la Universidad de La Laguna. "El resto está compuesto por un conjunto de elementos químicos como son aluminio, hierro, calcio, magnesio, sodio, etc, que están en distintas proporciones", aclara.

Más concretamente sobre El Hierro, el propio De la Nuez, junto a Carracedo, Pérez Torrado, Guillou y Badiola, explican, en un trabajo publicado en 2001, que los análisis químicos de sus materiales dan una mayoría al basalto, con unos rangos para erupciones fisurales como la actual, que oscilan entre un 41% y un 47% de presencia de sílice.

La fluidez o la viscosidad de un magma, que también inciden en la explosividad, es un factor físico que depende de la composición química y de la temperatura. "Cuanto mayor contenido en sílice tenga, mayor será la viscosidad. Los magmas basálticos son bastante más fluidos que los que tienen por encima del 50% o del 60% de sílice. Estos provocan erupciones de las llamadas plinianas".

El profesor de La Laguna considera que "hay que ver el porcentaje de material que hay y el grado de mezcla de magma basáltico y el riolítico que existe. Para eso, no queda otra opción que recoger muestras de manera sistemática y analizarlas cada día". Julio de la Nuez recuerda que "los análisis de Gimeno están claros. Él encontró una proporción de más de un 65% de sílice, y hay que seguir analizando los materiales".

Para hacer un análisis químico hay que coger una muestra, purificarla lo máximo que se pueda para que no esté contaminada, pulverizarla y atacarla con una serie de métodos químicos para analizarla mediante varias técnicas como los rayos X o con otras puramente químicas, con plasma, etc. "Lo que se determina con estos procesos es el contenido en sílice, en aluminio, en hierro, en calcio, en magnesio, etc", adelanta De la Nuez.

Los materiales más o menos explosivos se distribuyen en el planeta de manera diferente. "En El Hierro son fundidos profundos, que vienen del manto, incluso desde 100 kilómetros o más. Este magma se va acumulando en la base de la corteza oceánica, que en El Hierro está a 15 kilómetros de profundidad, aproximadamente, y puede llegar a producir una erupción o no", aclara en científico. Precisamente, los magmas basálticos proceden originariamente de muy profundo y se van concentrando en la corteza, que, al ser más dura, hace de tapón. Las bolsas de magma se detienen ahí hasta que tienen la suficiente presión como para romper alguna zona de la corteza y salir.

Aunque los casos de Canarias y Hawái son distintos, comparten una misma característica: se trata de archipiélagos volcánicos intraplaca (dentro de la placa tectónica), no como sucede en otros casos como Japón o Chile, que están en áreas de borde de placa. Este aspecto también cambia la composición del magma. "Los fundidos que se generan en bordes de placa, como pasa en el Etna o en el cinturón de fuego del Pacífico, son distintos a los que surgen en el interior. El primero es rico en gases y más viscoso, con más de un 50% de sílice, y genera erupciones mucho más explosivas que las de aquí", agrega el experto.

La única manera de saber qué esconde el volcán del mar de Las Calmas es el análisis químico... o esperar el desenlace.