"No ha visto usted la señal de tremor hoy, parece la cara del diablo". Uno de los científicos situados al pie del volcán de El Hierro contestaba así a media tarde de ayer ante la pregunta de si el día había transcurrido con normalidad. Pero aunque sobre la superficie del edificio insular los herreños pudieron vivir ayer una jornada relativamente tranquila, en las profundidades el magma que se mueve por al menos dos focos eruptivos diferentes disparó todas las alarmas en los medidores que mantienen a El Hierro completamente monitorizada desde hace meses. La señal de tremor mostraba ayer "un gran movimiento de magma", según confirmó Carmen López, responsable de vigilancia volcánica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), que se incorporó ayer al control del volcán de la isla del Meridiano tras unos días de descanso.

Porque si sobre la tierra los herreños tuvieron una jornada aparentemente tranquila, tanto en el sur, donde el llamativo burbujeo que generaba explosiones de ceniza a principios de semana desapareció casi por completo ayer, como en el norte, donde tras el terremoto de 4.6 grados en la escala Richter ocurrido en la madrugada del viernes se dio paso a una continuación de seísmos de menor magnitud, aunque de forma persistente, en las profundidades el magma se movía con virulencia en el sur y presionaba con fuerza en el norte. Tal es así que en La Restinga se cree que se está expulsando en estos momentos una tasa de material magmático bastante superior a la de los últimos días y en Frontera la deformación ha experimentado un crecimiento considerable en las cuatro últimas jornadas de actividad volcánica fruto del empuje del magma desde la corteza terrestre cuya dirección es norte-sur, es decir, empuja en oblicuo desde el mar hacia la isla. Tal es así que en Frontera los científicos no se despegan de los sismógrafos durante las 24 horas del día, ante la presumible aparición de terremotos que ronden los cinco grados de magnitud en la escala Richter.

La señal de tremor, la vibración que produce el movimiento de magma en las profundidades, no paró de crecer a lo largo de todo el día y además mostraba pulsos discontinuos como nunca había hecho en los casi cuatro meses de crisis sísmica. Esto, según los científicos, es compatible con explosiones submarinas que se puedan estar produciendo en la erupción de la fisura del sur, en La Restinga, sobre el Mar de Las Calmas.

Y aunque a lo mejor les predicciones sobre lo que puede ocurrir fallen, los científicos se preparan para importantes novedades en el volcán de El Hierro, sobre todo en la zona norte, donde la gestión de la emergencia, con cuatro mil habitantes en Frontera, sería mucho más complicada que en La Restinga, donde se ha evacuado en dos ocasiones a los vecinos sin mayores problemas.

Dentro de los terremotos que se producen en el norte, los científicos siguen detectando dos movimientos de magma que pueden ser diferentes: uno de ellos oscila entre los 20 y los 25 kilómetros de profundidad y son los de mayor intensidad; el otro circula entre los 10 y los 15 kilómetros bajo la tierra y difícilmente llegan a magnitudes superiores a los tres grados en la escala Richter. En su conjunto, hasta tres escenarios eruptivos podrían convivir en estos momentos en El Hierro.