"¿Lo del sexo en mis películas? Lo digo por si alguien lo va a preguntar: la única razón que tengo es que me interesa, pero también al público. No tengo especial interés en buscar al público, pero con el sexo sé que vienen, se sientan y esperan de mí algo, y siempre he procurado no ser demostrativo, sino buscar la manera de que el espectador tuviera un aprendizaje y yo también otro". Palabra del maestro Vicente Aranda (Barcelona, 1926), toda una institución del que preside con gusto el jurado internacional del 13º Festival de Las Palmas de Gran Canaria.

Un envite que le satisface plenamente aunque se vea obligado a la disciplina de visionado con una frecuencia que va mas allá de su hábito de ver "al menos una película al día", como reconoció ayer en un encuentro con los medios de comunicación. A sus 86 años, Aranda calificó de "interesante" y "extraordinario" el programa que presenta el certamen canario, en este caso en su sección oficial a concurso, por cuanto "este tipo de películas que yo las busco, no pasan a la sección comercial de los cines, y aquí está la oportunidad de verlas con detenimiento y cierta pausa".

Eso si, dejó claro que "no me veo rodando películas de este tipo", pese a mostrar su admiración por un cine "con muy bajo presupuesto, y que no me sorprende", ya que según dijo la estrechez económica se traduce en "abundancia de ideas, y eso me toca mucho". Una negativa que no tiene que ver con formatos, discursos narrativos ni nada de eso, sino que es un capricho que le viene con su estatus. "En la última década he hecho películas importantes y con presupuesto, como Libertarias, Tirante el Blanco, Juana la loca, y me he aficionado a eso, me gusta mucho mandar y aprovecho la oportunidad que me da la técnica actual, estoy delante de un monitor y lo que hago es mandar". Fajado en el formato digital que ya utilizó en su última producción Luna caliente (2010), asegura el realizador que "tengo cinco o seis guiones que me gustaría filmar, pero la situación del cine español es tan pésima que no tengo fecha para ninguno de ellos", anunció el director de Amantes y La pasión turca. Una aseveración que no resta fuerza a su condición de hombre de cine con denominación de origen. "Amo el cine, los festivales me interesan igual que el cine pero no hay público para el cine español, en Francia es cultura y parece que aquí es delincuencia", sostiene Aranda.

El cine actual, el nuevo cine, le agrada, e incluso considera que "las películas son ahora mejor que en mis tiempos". El gran problema es que "España tiene pocos habitantes para compensar la financiación de una película, y las salas están vacías, al menos hasta el viernes por la noche". Incluso aplaudió cintas como Katmandú, un espejo en el cielo (2011), de Icíar Bollaín, "que me gustó mucho", y condenó lo que es ejemplo de una producción que no dice nada, caso de No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, que pese a los seis premios Goya que recibió este año "no me gustó nada".

Intenciones

En su opinión, el cine para tener la condición de bueno o malo "depende de la intención". El director explica que la técnica es lo de menos, que lo importante es contar una historia, tener voluntad y poder hacerlo. "A los 10 o 15 minutos, ya se si tiene la intención, puede ser una película defectuosa de forma, pero que está bien", sostiene.

Mas amigo de los productores que de los críticos, Vicente Aranda reconoce que con los últimos "me llevo muy mal con los críticos, tenemos un problema". A su juicio, "los críticos solo sirven para demostrar que no tenían razón dentro de 20 años, y juzgar las cosas con las tripas es mal asunto".

Dice el cineasta catalán que por los argumentos que le da la experiencia, "la crítica no ofrece información de una película, y lo que quiero es ser informado". Y para saciar su curiosidad no le queda otra que internet.