Rosa María Naveira, una vecina de Puerto del Rosario, ha presentado una denuncia al Servicio Canario de la Salud por las vejaciones sufridas por una doctora cirujana del Hospital Insular de Gran Canaria, quien, según esta paciente de cáncer, la sometió a una serie de humillaciones por reclamar que se cumplieran los plazos de su intervención de mama.

Rosa María fue operada en noviembre del 2006 por un tumor cancerígeno en el pecho y posteriormente se sometió a un tratamiento con terapias alternativas para evitar que reapareciera la enfermedad, mientras esperaba para la reconstrucción de su mama. Unos meses después, en marzo de 2007, fue atendida en el Hospital General de Gran Canaria por el doctor Cubas, cirujano plástico que la incluyó en la lista de espera para el postoperatorio, quel llevó a cabo en el Hospital de Fuerteventura en junio de 2007.

Sin embargo, a pesar de que Rosa María contaba con todas las pruebas para someterse a la intervención que le devolvería su pecho izquierdo, pasaron los plazos estipulados por el Servicio Canario de Salud para este tipo de operaciones y nadie la llamaba, por tanto, hundida en una depresión, Rosa interpuso una reclamación por la tardanza. Un mes después, en diciembre de 2007, la paciente fue citada para una revisión con cirugía plástica, lo que cogió por sorpresa a Naveira pues aún no se había sometido a la operación.

Cuando la mujer llegó a la consulta la atendió un nuevo doctor que volvió a incluirla en la lista de espera para la misma operación, pero al estudiar su situación particular decidió pedir opinión a la jefa de cirugía para ver la posibilidad de adelantar los trámites.

Según cuenta la afectada, tras tres horas de espera, llegó la mencionada doctora y le pidió que se desvistiera para el reconocimiento. Una vez desnuda de cintura para arriba y delante de los dos médicos y otras dos personas sin identificar, la médico comenzó a recriminar a la paciente por la reclamación presentada, y quitó gravedad a la urgencia de su intervención, cuestionó sus métodos alternativos para luchar contra la enfermedad y se negó a practicarle la reconstrucción de pecho, "ya que dijo que me volvería a salir el cáncer y luego tendría que volver para que me quitaran los implantes".

La paciente declara que la situación fue muy violenta, pues no conocía su historia médica, y tan sólo estaba preocupada por la reclamación y le remarcó que iba a tener un segundo tumor cancerígeno en la otra mama que tiene sana. Rosa María advierte que esa doctora no es oncóloga y se niega a realizar su operación mientras que su especialista le dice que está bien. Tras este incidente, la paciente sufrió crisis de ansiedad que la ha tenido un mes de baja laboral y con tratamiento. Ahora dice que "lo peor es que tiene miedo a ponerse en manos de esta doctora después de cómo la trató".