Pedro Cabrera Cabrera, de 65 años, y vecino del munici-pio de Pájara, no podía contener las lágrimas ayer tras encon- trar destruidos los dos refugios de pescadores que se hallan en la zona conocida como Pe ñón Blanco, fuera del campo de tiro.

"Me salieron los dientes en-tre estos muros y siempre los majoreros hemos acudido a las playas para pescar y hemos guardado todos los parejos en las chozas de piedras de la zona", afirmó el hombre.

Según el testimonio de estos usuarios las citadas construcciones se han convertido en una montaña de piedras y numerosos enseres aparecieron esparcidos a varios metros a la redonda, por lo que "todo apunta a que han sido los militares los que las han volado por los aires porque están las huellas de los camiones y han utilizado metralla", apuntaron.

Las maderas habían sido quemadas y los refugios son ya una montaña de piedras.

"No entendemos esta forma de avasallar contra las tradiciones de los majoreros", afirmó otro residente del Sur de la Isla, José Antonio Betancor.

Alrededor de las construcciones quedaron los colchones, calderos y otros aparejos que guardan en su interior los marineros.

Los vecinos aseguran que estos refugios forman parte del patrimonio etnográfico de la Isla como son las gambuesas para guardar el ganado, y otras construcciones de piedra que se hallan diseminadas por la Isla. "Algunas están incluso catalogadas", apostillaron los vecinos afectados.

Aunque los mandos militares no han proporcionado información sobre las últimas casas derruidas, no se trata de la primera vez que suceden este tipo de actos.

En marzo del pasado año se repitieron estas mismas escenas en la zona conocida como Las Salinas y las autoridades hicieron un llamamiento a la responsabilidad en la zona militar.

El propio alcalde de Pájara, Rafael Perdomo, y representantes del Ministerio de Defensa, entre ellos el coronel Buigues, jefe del Regimiento de Infantería Soria 9 de la guarnición de la Isla, acudieron en abril del pasado año a la zona de las Salinas para comprobar sobre el terreno las causas que provocaron la destrucción de dos chozas, una de ellas con cinco estancias.

En aquella ocasión las pruebas aportadas por Defensa confirmaron la presencia de un proyectil activo junto a estos refugios (localizados dentro del campo de tiro), y se procedió a su detonación controlada, lo que afectó a todo lo que se encontraba en un radio de 50 metros.

Las autoridades majoreras han reiterado en varias ocasiones que el acceso al campo de tiro de Pájara está restringido por razones de seguridad. Sin embargo, el Ayuntamiento de Pájara y los representantes de Defensa anunciaron el año pasado que en atención al uso tradicional que vecinos y pescadores hacen de la zona, "se podía crear un protocolo que regule el acceso a Las Salinas, dentro del campo de tiro, pero fuera de la zona de impacto de la munición.

"Sin embargo, hasta la fecha no se ha adoptado ningún acuerdo al respecto y los vecinos exigimos que se respeten estos refugios para continuar con una tradición ancestral", apuntaron.