La crisis inmobiliaria tiene sumido al sector empresarial en una auténtica agonía. La Isla cuenta con una bolsa de 8.000 viviendas de nueva planta que no tienen salida en el mercado residencial, mientras muchos de los promotores se ven amenazados por los embargos ante la decisión de las entidades bancarias de no liberar el dinero de las certificaciones.

El presidente de la Confederación de Empresarios de Fuerteventura (Confuer), Eduardo Hernández, reconoció a este periódico la existencia "de más de 8.000 viviendas sin salida en el mercado. La situación no sólo es grave, sino difícil".

En opinión de Hernández, que hoy se reúne con el presidente del Cabildo, junto a miembros de la Cámara de Comercio, para analizar la actual situación económica, "tardará muchos años en que el sector de la construcción pueda recuperarse, porque primero deberá vender todo ese stock de viviendas residenciales para, después, comenzar a sentar bloques".

La coyuntura económica de la Isla ha cambiado radicalmente en los últimos años, pues en los tiempos de bonanza se llegó en algunos municipios a agotar el suelo residencial libre. El importante incremento demográfico que ha sufrido Fuerteventura en los últimos años provocó la presión de la demanda de viviendas y muchos promotores hicieron enormes fortunas con numerosas promociones. Ahora llega el tiempo de las vacas flacas.

Ante esta situación, los empresarios majoreros vienen demandando a las instituciones insulares la necesidad de poner en el mercado la obra pública, que venga no sólo a paliar la crisis, sino a generar nuevas oportunidades de empleo.