Vecinos y usuarios de la estación de guaguas de Corralejo, entre ellos cientos de turistas, no aguantan más. El deplorable estado de la citada infraestructura les llena de preocupación, no sólo por la pésima imagen, sino porque cada día deben soportar malos olores a orines, basuras, jeringuillas y la presencia de personas sin techo que se concentran en la estación durante el día.

La situación no es nueva. La llevan soportando desde hace años sin que las instituciones responsables -especialmente el Ayuntamiento de La Oliva como propietario del inmueble- hayan puesto solución a un problema de insalubridad e incluso de inseguridad. "Por la noche nos da miedo porque se concentran muchos drogadictos y borrachos", sentencia una mujer que prefiere mantenerse en el anonimato.

La estación de guaguas se encuentra a poco más de un centenar de metros del único centro de salud del municipio, a escasos diez metros del servicio de bomberos y es paso obligado para muchos niños para acudir al colegio. "La situación es insostenible. El otro día fui al médico y me encontré con unos chicos que se estaban pinchando a plena luz. Luego dejan tiradas las jeringas y las pueden coger los niños. Ya no sabemos qué hacer ni a quién acudir", denunció a este medio María Santana.

Los drogadictos escogen el interior de la estación, lugar destinado inicialmente al aparcamiento de los vehículos -y que ahora los usan los chóferes para limpiar o aparcar las guaguas- para fumar o pincharse, y ocupan este espacio público. En el mismo han convivido hasta diez personas. Incluso una madre con su pequeño bebé que lo usaban para dormir.

MENSAJE. Una madre desesperada lanzaba un mensaje a los responsables políticos. "Los fines de semana nuestros hijos se concentran en esta zona para desplazarse en guagua hasta los lugares donde compiten, y tienen que compartir espacio con gente que se droga o está bebiendo a plena luz del día, justo en el mismo sitio donde tienen que esperar a que los recojan. Y no digamos nada si a un chiquillo se le ocurre, como ha pasado en muchas ocasiones, penetrar en la parte interior, que está infectada de restos de utensilios para el uso de droga. No hay derecho que en una zona como ésta se vean estas cosas".

Los agentes de la Policía Local suelen acudir con frecuencia hasta el recinto para persuadir a los drogadictos y otras personas que han ocupado como suyo el espacio público, pero la situación no mejora, para desesperación no sólo de los vecinos, sino incluso de los propios comerciantes de la zona.

Justo un día antes de realizar este periódico las fotografías que acompañan este reportaje, operarios del Ayuntamiento norteño procedieron a la limpieza de la zona, pero las jeringuillas seguían esparcidas por el suelo y los malos olores eran patentes desde el exterior de la estación. Eso sí, muchos turistas que esperaban la guagua no sólo se tapaban la nariz, sino que hacían fotografías. ¿Municipio selecto?