Ni los más viejos del lugar recuerdan una tromba de agua como la caída en apenas media hora en los municipios de Puerto del Rosario y La Oliva el pasado viernes. También se pierde en su memoria la granizada que dejó un manto blanco en algunas zonas ante el estupor y la incredulidad general. Son estampas que quedarán en el recuerdo, especialmente para los más jóvenes.

Pero como siempre no llovió a gusto de todos. Mientras en los citados municipios los barrancos continuaban ayer escurriendo y las gavias seguían almacenando muchos litros de agua, en otras zonas de la Isla apenas cayó una gota. Sin embargo, la imagen del barranco de Guisguey era todo un espectáculo con numerosas gavias completamente llenas. El diseño de estos elementos etnográficos, que forman parte del ingenio de los agricultores majoreros, permite recoger el agua de escorrentía que de otro modo se perdería al mar, favoreciendo el humedecimiento del suelo de cultivo y la recarga del acuífero.

La recuperación de la cuenca del barranco de Guisguey, que ha llevado a cabo el Cabildo de Fuerteventura, con 630.000 metros cuadrados de gavias delimitadas por 26.700 metros lineales de trastones, gracias a la colaboración de 121 propietarios, ha sido determinante para poder disfrutar de una imagen idílica en una isla sedienta. La restauración completa de las antiguas estructuras de cultivo ha sido un acierto y el proyecto debe extrapolarse a otras zonas ya que el mismo también contribuye a conservar un suelo expuesto a una continua erosión.