Quieren que Senegal deje de conocerse fuera de sus fronteras por el drama de los cayucos, la imagen de jóvenes que arriesgan su vida en busca del sueño europeo o la de centenares de subsaharianos hacinados en el puerto de Saint-Louis a la espera de una oportunidad. Senegal es algo más. Eso es lo que ha querido transmitir la Asociación de Senegaleses en Fuerteventura dentro del programa Fuerte Mistura Cultural que organiza el Ayuntamiento de Puerto del Rosario. Gastronomía, música, deportes y muchos bailes a ritmo de percusión han mostrado a la sociedad isleña otra cara del país.

Senegal, con más de 13 millones de habitantes y con una esperanza de vida que ronda los 66 años, cuenta en Fuerteventura con más de 600 habitantes.

Sus miembros han querido que los majoreros conozcan su milenaria cultura, en retroceso por la occidentalización del país y la fuerte presencia de las religiones islámica y cristiana.

Mujeres ataviadas con trajes llenos de colorido y los sonidos de tambores recorrieron las calles de la capital, mostrando sus bailes tradicionales, los Ndawrabin, originarios de la zona costera del país y que evocan a los espíritus para pedir abundante pesca y lluvia.

Según Madiop, uno de los miembros más activos de la comunidad en la Isla, "es un buen remedio para ahuyentar la crisis económica".

Durante toda la jornada, se exhibieron peinados africanos, tatuajes y tintados en la piel. Proyección de documentales sobre la lucha senegalesa y videoclips, junto a la actuación del grupo de música tradicional Fatou Gewel completaron la agenda de una jornada formulada para el entendimiento entre culturas.

El pueblo de Senegal cuenta desde hace más de dos décadas con representación en la Isla. Pero ha sido hace tres años cuando se han agrupado bajo la Asociación de Senegaleses en Fuerteventura.

A través de esta organización, intentan crear lazos de entendimiento entre su cultura y la majorera, pero también fomentar el asociacionismo entre todos los miembros que se hallan en la Isla.

Otro de los objetivos que se trazó esta organización, desde sus inicios, ha sido la de evitar que miles de personas arriesguen sus vidas subiendo en cayucos, tras haber hecho a pie cientos de kilómetros por el desierto africano.

Ida Samb es uno de ellos. Festeja con sus compañeros senegaleses la Ndadje, fiesta tradicional senegalesa, pero también recuerda como hace tres años salió de la localidad de Thies en busca de trabajo.

Llegó en cayuco y tras trabajar como vigilante nocturno en La Oliva, en la actualidad, es uno de los miles de inmigrantes a los que la crisis económica les ha afectado de manera agresiva. "Estoy muy contento en la Isla, pero reconozco el riesgo que supone llegar a un sitio donde no conoces a nadie y empezar de cero".

La Asociación de Senegaleses en Fuerteventura presentará al Gobierno autónomo el proyecto Dalal Jaam con el que se intenta frenar la inmigración ilegal.

Momar Dieng Diop, secretario de la Asociación, recuerda como desde hace unos años el gobierno de Senegal está aplicando tolerancia cero a las mafias que trafican con personas. "Hoy, la inmigración no es un proyecto económico porque Europa ya no es el dorado".

La organización ha trazado lazos de cooperación con Senegal para intentar que esta zona del Sahel explote sus recursos y dé trabajo a la población, a la vez que promueve el retorno de manera progresiva. "Al no haber trabajo aquí, muchos han tenido que trasladarse a la Península", apuntan desde la Asociación.