La lluvia que cayó en varias partes del territorio majorero frenó ayer la masiva participación de otras ediciones en la romería de San Miguel. Sin embargo, la devoción y la tradición volvieron a convertirse en las verdaderas protagonistas.

Unas 5.000 personas, según fuentes de la Policía Local de Tuineje, disfrutaron de un acto festivo que en ningún momento se vio deslucido por el menor número de participantes. Al contrario, la alegría y el jolgorio fueron las constantes durante todo el recorrido, y donde la música de la tierra y los trajes tradicionales volvieron a convertirse en auténticos protagonistas.

Unas 60 carretas y carrozas y 23 parrandas y agrupaciones folclóricas, entre las que destacaban los Bailarines del Golfo de la isla de El Hierro y la Parranda Loreto de Gran Canaria, que asistieron como invitadas, consiguieron teñir de colorido la distancia que unía a Corral Blanco, zona donde se concentran los romeros, y la emita de San Miguel.

Durante algunos instantes apareció una ligera llovizna que no mermó las ganas de fiesta de los romeros e incluso provocó que la imagen de San Miguel fuera cubierta con una capucha de plástico para evitar que se mojara. Sin embargo, el agua no llegó con fuerza a Tuineje " San Miguel nos protegió para que pudiéramos disfrutar la romería", señaló a este periódico Salud Álvarez.

Abrían la comitiva los bailadores herreños que no pararon de actuar durante el trayecto. Les seguía una manada de camellos con Felipe Marrero al frente.