El esqueleto del cachalote que se encuentra instalado en la avenida del Saladar, en Morro Jable, sufrió la mutilación de una de sus aletas por parte de unos desconocidos. Los asaltantes también le arrancaron varios dientes.

La osamenta del mamífero marino, que mide 14,5 metros, forma parte de la Senda de los Cetáceos, un proyecto que ha diseñado el Cabildo de Fuerteventura, que prevé la instalación de una docena de esqueletos para exponerlos como esculturas de la naturaleza en homenaje a los cetáceos de Canarias, con el claro objetivo de que estas obras naturales se integren en el entorno de su hábitat natural, el mar.

Un ciudadano extranjero alertó hace unos días al director de la restauración y montaje de las estructuras óseas, el profesor Manuel Carrillo, fundador y presidente de Canarias Conservación, del atentado que había sufrido el esqueleto de cachalote del Saladar de Jandía. Carrillo puso los hechos en conocimiento del gerente de Medio Ambiente del Cabildo majorero, Tony Gallardo.

La pieza de la aleta arrancada formaba parte de la osamenta natural del cachalote que varó hace unos años en el litoral majorero. Sin embargo, los dientes no son los de marfil originales sino que son una imitaciones. "Se había tomado esta precaución de sustituir los dientes ya que los originales son bastante codiciados por los coleccionistas. Esto no ha evitado el acto de vandalismo", informó Gallardo.

Además, agrega: "Si se mutilan las piezas expuestas no están afectando solo a la parte científica sino a las zonas donde se encuentran expuestas ya que los esqueletos suponen un atractivo turístico".

La isla de las ballenas

Hasta el momento se han instalado tres esqueletos de cetáceos que han aparecido varados en aguas majoreras. Uno se encuentra en Las Salinas del Carmen, un rorcual común de 19 metros de largo, un zifio de Cuvier de seis metros en el Faro de Jandía y el cachalote mutilado.