La tranquilidad que atrapa cada día a las calles de Puerto del Rosario se vio ayer alterada. Miles de turistas de cruceros, muchos de ellos deambulando sin rumbo, tomaron las calles de la capital majorera. Unos se dedicaron a comprar en los comercios, otros a caminar y sacar fotos de la torre de la iglesia y de las obras escultóricas que adornan los espacios públicos. Los que quisieron visitar el Museo de Unamuno lo tuvieron que hacer solo por la mañana ya que cierra al mediodía.

Puerto recibió ayer a los 4.300 turistas llegados a bordo de dos grandes cruceros, los mayores de la temporada, el Aida Sol, con 2.400 pasajeros y el Mein Schiff, en la que es su primera visita en la temporada que transportó a 1.900 visitantes.

El Patronato de Turismo ofreció a los pasajeros un recibimiento especial: guaguas para trasladarlos de un enclave portuario a otro, informadores turísticos a pie de barco que proporcionan a los recién llegados toda la información necesaria y la tarjeta Fuerteventura Pass, ideada para potenciar el gasto en los comercios y las visitas a los museos de Fuerteventura.

Papas y mojo

Los turistas que decidieron descender de los buques no solo dieron vida y color a las principales calles comerciales de la ciudad sino a los distintos bares del entorno del muelle. En ellos, no faltaron los que se atrevieron a pedir las tradicionales papas arrugadas con mojo, e incluso no dudaron en probar la morena frita y las jareas.