Los vecinos de la localidad turística de El Castillo, en el municipio majorero de Antigua, muestran su preocupación por las polémicas prospecciones petrolíferas en las costas canarias y, más concretamente frente a su propio litoral. También mantienen la incertidumbre sobre las consecuencias que podría tener un vertido de crudo que afectaría directamente a su principal industria, el turismo.

Esta no es la única preocupación de estos vecinos y los turistas que eligen la zona para el disfrute de sus vacaciones. También deben soportar diariamente el ruido de los aviones que sobrevuelan sobre sus casas y su playa, dado la proximidad del aeropuerto insular. Al año puede registrar el aeródromo majorero unas 40.000 operaciones.

La distancia de las perforaciones del litoral majorero chocan frontalmente entre los datos aportados por la empresa Repsol, que asegura que los sondeos se realizarán a 60 kilómetros de la costa, con los que baraja el Cabildo de Fuerteventura, que apunta que las prospecciones distan apenas 10 kilómetros de los núcleos poblados de Nuevo Horizonte y El Castillo.

Los técnicos del Cabildo majorero han definido la distancia geométrica entre las zonas donde se realizarán los sondeos y el litoral majorero de acuerdo con las coordenadas de las cuadrículas definidas en la concesión a Repsol. En base a esos registros, Caleta de Fuste, la tercera localidad de la isla que mayor número de camas turísticas acoge, estaría separada de las plantas petrolíferas unos 10,3 kilómetros, al estar situado en el vértice más cercano a tierra de la cuadrícula 'Canarias 2'. A esta distancia, los turistas que se bañen en su playa o los vecinos que disfruten de su paseo marítimo, estarían vislumbrando en el horizonte las torres de las plataformas.

Con estos mismos datos, otro de los puntos más próximos a la mencionada cuadrícula es el muelle de Puerto del Rosario, a apenas 13,5 kilómetros.

Nataly Kosno y Kamil Zapalski, una pareja de polacos que se encuentra de vacaciones en El Castillo, fueron rotundos ayer: "La presencia de las plantas petrolíferas cerca de la costa de Fuerteventura ahuyentará al turismo. Aquí venimos por la calidad del clima y las aguas, y esto se pierde con el petróleo".

Tranquilidad

Mr. Radcliffe, un británico que por cuarta vez elige Fuerteventura para sus vacaciones, no se muestra satisfecho con la implantación de las plantas petrolíferas. "No benefician a una región que vive del turismo. Aquí venimos por la tranquilidad y el clima. Ahora todo se acaba".

Y otra pareja de turistas, los Smith, ya jubilados, no tienen dudas. "Dejaremos de venir después de tantos años; estropearán un paraíso".