Los marineros de El Cotillo salieron ayer con sus barquitos desde muy temprano, antes incluso de amanecer, para faenar en uno de los días más importantes del año. Ellos protagonizaron la calada de las fiestas y recogieron una tonelada de pescado para el tradicional asadero de jareas que se celebrará el próximo jueves. Las pescadoras del pueblo y sus descendientes se reunieron con otros residentes y vecinos en el muellito chico de El Cotillo para jarear el pescado.

Un camión depositó sobre las nueve de la mañana en este enclave las salemas todavía vivas y saltando. Brillaban y se resbalaban entre las manos de los vecinos durante su recogida. Numerosos curiosos y visitantes se agolparon en este espacio para observar el trabajo de los viejos lobos de mar y comprobar la habilidad con el cuchillo tanto de los jóvenes aprendices como de las pescadoras y mayores.

Isabel Hierro vive con intensidad esta labor. "Mi padre fue pescador y vivió hasta los 90 años, a él le debo todo lo que aprendí", asegura entusiasmada. Además añade que le encanta pescar y "disfruto mucho con todo esto". Junto a ella María Gutiérrez también vecina de El Cotillo afirma que esta actividad la han conocido desde la infancia. "Ahora ya no es como antes que se vivía la calada de las fiestas con mucho entusiasmo y no faltaba nadie del pueblo, ahora ya somos pocos los fieles a esta jornada y a este trabajo, que se mantiene por la afición y nuestro empeño, pero que se terminará perdiendo si la gente no se implica", aseguran las pescadoras de la zona.

En el muelle se instalan largas mesas para trabajar y vuelan las cajas de pescado porque la faena es dura y el calor comienza a apretar con fuerza, a media mañana. Agua y algunos víveres para que los ánimos no decaigan entre los vecinos, y mucho humor para afrontar el trabajo.

El joven Joel Santana Chacón también lleva en la sangre esta afición por la pesca y disfruta con este ambiente familiar. Él se encargó de recoger del suelo "las salemas parejas" de entre la montaña de pescado. "Y repartir las más granditas por las mesas para que la cadena no se pare y hacer más ágil la labor en el muelle", explica.

Una actividad que se prolongó durante toda la mañana y se disfrutó de un gran ambiente festivo con muchos chistes y alegría.

Una vez abiertas las salemas se lavaron en una gran bañera con agua y sal, y se tendieron a secar en las rocas del muellito chico.

Posteriormente, se recogieron y se guardaron para la noche del próximo jueves, 22 de agosto, que tendrá lugar el asadero popular de las fiestas. Una noche dedicada a los marineros y ellos se encargarán de asarlas y repartirlas entre todos los vecinos y asistentes con papas y gofio, durante la verbena.

Paralelamente, en la jornada de ayer muchos niños acudieron con sus padres y abuelos para participar en el concurso de pesca infantil en el muellito.

Los festejos comenzaron el pasado jueves con un pregón, y mañana se celebrará uno de los actos más esperados como es la tradicional función y procesión religiosa en honor a la Virgen del Buen Viaje. Un acto que se vive con gran devoción en el pueblo, y en donde participan numerosos profesionales del Norte con sus barcos para acompañar a la patrona en su paseo marítimo. Un apretado fin de semana festivo con actos deportivos, musicales y juegos para que participen los vecinos de todas las edades.