El Centro de Arte Contemporáneo Juan Ismael en la capital insular acogió anoche la presentación oficial de la exposición 100 Miradas, de Concha de Ganzo. La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 10 de noviembre.

El alcalde de Puerto del Rosario, Marcial Morales, y los consejeros insulares Juan Jiménez y Natalia Évora fueron los encargados de presidir el acto que contó con la asistencia de algunos de los protagonistas, como el fotógrafo Javier Sáenz, el autor de las fotos.

El proyecto 100 miradas sobre Lanzarote y Fuerteventura, que permanecerá expuesto hasta el próximo día 10 de noviembre, ha consistido en dar una cámara de usar y tirar a ciudadanos anónimos, o quizás tan solo menos conocidos, para que captaran la imagen de ese lugar, de ese sitio especial para ellos que les gustaría que permaneciera, o que no. Al final este grupo amplio y diverso de personas, desde cabreros a profesores, amas de casa, maestros pedreros, jubilados y empresarios ha optado por mostrar la cara más amable, ese lugar imprescindible de las islas más áridas que merece perdurar.

Con estas 100 cámaras, 50 en cada isla, se propuso a los autores que la imagen entregada respondiera a una pregunta: ¿cuáles son sus razones para que la isla donde vive sea el lugar del mundo donde quiere seguir viviendo?

La promotora de la iniciativa, la periodista Concha de Ganzo, señaló que a la hora de explicar los protagonistas seleccionados por qué han elegido precisamente ese sitio, por qué han hecho esa foto, "no han dudado en reconocer que en esa casa, en esa calle, en esa playa, o delante de esa suculenta cazuela de pescado se sienten felices". Además, añadió, "no se trataba de que hicieran la mejor de las fotografías, aunque hay algunas realmente buenas, se trataba de permitir que estas personas tuvieran la ocasión de expresar, de mostrar, su opinión a través de un clic de cámara, y lo han hecho".

Observando las imágenes expuestas se puede entender por qué José Domingo de León ha elegido a sus cabras o por qué Rosario, desde su jardín de Triquivijate, recuerda que la primera vez que la llevaron a las dunas de Corralejo pensó: "Este paisaje no pertenece a la tierra. Estaré en el cielo, y por favor que no me lo ensucien".

En la muestra sobresale el orgullo que sienten muchos majoreros por su paisaje, por ese entorno que desean que se respete y conserve.