La presencia del buque de acción marítima (BAM) de la Armada Española Tornado despertó ayer la curiosidad de los vecinos de Puerto del Rosario que se acercaron en un buen número hasta el muelle de cruceros para conocer de primera mano las características del nuevo buque militar. La citada embarcación, con base en el Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria, partirá el próximo mes de noviembre rumbo al océano Índico dentro de la operación Atlanta para la lucha contra los piratas que actúan frente a las costas de Somalia.

Las jornadas de puertas abiertas que ha programado el Mando Naval de Canarias, que se inició ayer y concluyen esta tarde, tuvo una gran respuesta. El buque, al mando del capitán de corbeta Eduardo Guitián Crespo, arribó al puerto de la capital majorera en la media tarde de ayer. Desde el mismo momento de su atraque ya había grupos de personas, especialmente niños, esperando sobre el espigón a que comenzara la visita.

Distribuidos en varios grupos, bajo la coordinación y mando del jefe de Operaciones, Ramón Leste, los visitantes pudieron conocer esta joya de la ingeniería naval española que ha tenido un coste de 80 millones de euros y que dispone de una alta capacidad tecnológica que le permite ofrecer unos modernas prestaciones y un alto grado de compatibilidad con otros buques de la Armada, sobre todo gracias a las consolas de nueva generación de que dispone. Su gran automatización le permite, con solo 45 tripulantes, entre ellos tres oficiales, acometer todo tipo de intervenciones, incluidos ataques terroristas o piratería. Sin embargo, entre sus misiones destacan también las labores de inteligencia militar, control del tráfico marítimo de mercancías peligrosas y armas, vigilancia aduanera, protección medioambiental y lucha contra la contaminación.

La tripulación se volcó en atenciones con los majoreros desde el mismo instante en que superaban la escala y se introducían en el interior del buque. Uno de los momentos más emocionantes se produjo con David Oriel, un pequeño invidente de tan solo 8 años que no quiso perderse la visita al Tornado. Atendido en todo momento por la marinera de artillería Rocío Pérez, le iba explicando en el puente de mando los detalles de la eficiencia de este barco militar. Con ternura y una paciencia digna de elogio, Pérez guiaba las manos del pequeño sobre los numerosos aparatos, mandos y pantallas. David no podía disimular su alegría por la experiencia vivida: "Tengo ocho años y medio y me hacía mucha ilusión visitar este barco que había oído por la tele que venía a Fuerteventura. Siempre recordaré este día".