Llegó Ridley Scott a Fuerteventura y detrás de él lo hizo todo un pueblo. En la margen izquierda de la carretera de tierra que conecta Morro Jable con Cofete, a unos tres kilómetros del cementerio municipal, ha nacido un nuevo núcleo de población habitado por actores, figurantes, cocineros, camareros, guardias civiles, conductores, vigilantes de seguridad... Allí han instalado casetas, baños e incluso una granja donde dan de comer a decenas de caballos y camellos. Se trata del pueblo de Joroz. Todo es artificial. Casi de ficción, como la propia película que allí se rueda. Durará unos días, hasta que el director inglés decida que las grabaciones se han acabado y desaparezca.

Desde Morro Jable, a lo lejos, se divisa el poblado. Sus lonas blancas saltan a la vista en días como el de ayer, en el que sol pegaba fuerte desde primera hora de la mañana. A pesar de esa cercanía, para llegar a ese pueblo hay que sortear varios controles. Lo pasan quienes tienen un papel que acreditan que trabajan en la producción del largometraje o que son residentes o trabajadores que se van a dirigir hacia Punta Jandía o Cofete. El resto de mortales que no tengan ese documento, están perdidos.

En el cruce de acceso a la carretera desde Morro Jable varios agentes de seguridad privada informan de que lo que pasa en el nuevo poblado es poco más que secreto de Estado. "No se puede pasar", dicen. Son claros. Si no se tiene permiso, los coches no siguen. Ni turistas, quienes ayer intentaban por activa y por pasiva conocer la península de Jandía, ni vecinos de otras poblaciones de la Isla. Al poblado de Exodus sólo se puede llegar a pie, aunque eso también es relativo. Las medidas de seguridad para el rodaje de la película son tales que la única forma de ver a los actores que la conforman es el interior de sus coches o, si se tiene suerte, al encontrarlos durante un paseo por el sur de la Isla.

Aquellos que han llegado a Joroz han visto el ajetreo que se vive en este pueblo fantasma. Guaguas por un lado. Camiones por el otro. Buggies subiendo. Buggies bajando. Caballos de raza en unas cuadras estacionales. Junto a ellos Camellos que esperan para entrar en escena. Y trailers, Muchos trailers aparcados en una explanada adaptada para la superproducción.

En ese pueblo sus habitantes visten con atuendos marrones. Muchos de ellos con frondosas barbas oscuras. También había muchos niños. Todos ellos abandonaban sobre la una de la tarde el poblado a bordo de unas singulares guaguas todoterrenos de la marca Mercedes Benz y en ocho camiones militares. Poco después lo hacía el actor Aaron Paul, conocido por su papel como Jesse Pinkman en la serie Breaking Bad y uno de los protagonistas de la película de Ridley Scott, a bordo de un Toyota Rav 4 de color azul.

Hubo también extraños que intentaron parar en Joroz para ver el ir y venir de sus habitantes. O al plató natural que se ha creado en el Valle de Los Escobones, donde durante el día de ayer tuvo lugar la grabación. Pero el secretismo apremiaba. Uno de los que logró pasar por el poblado fue Pedro Gopar. "Me dijo que o pasaba en ese momento o me tenía que esperar media hora", lo que duraba la escena que se estaba grabando, afirmaba ayer este vecino de Gran Tarajal que tenía permiso para llegar a Cofete. Allí decía que se encontró mucho barullo por las calles. "Cofete estaba esta mañana lleno de gente de la película", apuntaba.

Y ese escándalo que se vivía en el pequeño pueblo majorero lo corroboraba Pepe Viera Saavedra, más conocido como El Faro de Jandía en el mundo de la lucha canaria y propietario del único bar de la zona. "Esto no lo había visto en mi vida", contestaba Viera por teléfono. "En las fiestas viene mucha gente, pero ahora esto está lleno de coches y sobre todo camiones, muchos camiones", detallaba, y contaba que había animales de todo tipo: caballos, camellos, ovejas y burros. Viera, que tuvo que cerrar su Bar Playa Cofete para el rodaje de la película, afirmaba que a pesar de ello "muchos trabajadores han venido a comer". El resto "ya tienen un catering que lo traen de la Península. Ya lo podrían haber contratado aquí", se quejaba.

Donde también han sacado beneficio a la grabación es en Morro, concretamente en la Cofradía de Pescadores. Aunque los habitantes pasajeros del pueblo de Joroz tienen en las carpas todas las comodidades, a veces acuden al mundo real para reponer fuerzas. "El martes de la semana pasada estuvieron por aquí; hicieron una reserva para 80 personas pero al final vinieron 100", comentaba Javier Álvarez, camarero del restaurante. Allí, los empleados de la superproducción comieron un menú sencillo: ensalada, algo de pollo y escalope.

Y mientras anochecía las luces se encendían en Joroz. Los faros de los vehículos indicaban el camino. Los habitantes de Joroz recogían algunos bártulos y se mudaban a Cofete, donde a partir de hoy está previsto que continúe el rodaje.