Poco podía imaginar Isabel Sánchez Domínguez (Las Palmas de Gran Canaria,1943) que el baño que se dio el pasado miércoles en la playa de Gran Tarajal, en el municipio majorero de Tuineje, iba a quedar retenido en su memoria mientras viva. Cuando se encontraba en el agua sintió como algo rozaba una de sus piernas. Se asustó y trató de salir corriendo del agua, pero sintió un fuerte chapoteo que procedía de sombra que la perseguía y que se deslizaba hacia ella a toda velocidad. Entonces comprobó que se trataba de un calamar gigante. El animal dio en la báscula unos 15 kilos y una longitud de 1.20 metros.

"Me asusté muchísimo. Al principio pensé que podía haber sido un chucho o algo así, pero al mirar bien me di cuenta de que no se trataba de un chucho sino de un calamar gigante. Fui hacia él para intentar capturarlo", señala orgullosa esta grancanaria que reside con sus hijos desde hace tiempo en el barrio Panchito Ramos.

"Se me resbalaba cuando intentaba agarrarlo por los rejos. En una ocasión se me escapó e intentó nadar mar adentro pero logre sujetarlo como pude. Luego, una ola lo empujo hacia la orilla e intenté subirlo dándole vueltas en la arena pero pesaba mucho. Un hombre que paseaba por la playa y me vio peleando con aquel bicho me ayudo", apunta Isabel Sánchez.

Cuando esta grancanaria llamó a su marido José, y a sus hijos para comunicarle la pesca que había hecho "no se lo creyeron, pensaban que estaba de broma. Cuando lo vieron en la cocina de casa se quedaron asombrados. Me acusaron de ser atrevida y que el calamar me podía haber arrastrado. No importa, ellos saben que soy muy activa y que le pego a todo lo que haga falta".

El calamar llegó vivo hasta la casa de Isabel. "Estaba todavía respirando y tenía sensibilidad en los rejos porque los movía. En estos tiempos estos animales y otras especies marinas se acercan a la orilla para desovar. Cuando le abrí la barriga en mi casa comprobé que tenía muchos huevos", asegura esta mujer que no podía disimular su satisfacción por la gesta realizada.

Isabel es una aficionada a la pesca "desde toda la vida. Siempre me ha gustado el mar para pescar o bañarme. Vengo todos los días a la playa de Gran Tarajal porque me encanta nadar y caminar por la arena". También, recuerda, que en una de sus jornadas de pesca en el muelle de esta localidad majorera "cogí un angelote de unos 20 kilos y con frecuencia voy con mi hijo a pescar en el barco".

Las amigas de Isabel Sánchez no salen de su asombro y valoran la valentía que tuvo para enfrentarse al calamar para capturarlo. "Ayer todo el mundo en el pueblo me preguntaba cómo había ocurrido: en la panadería, en el supermercado, en la peluquería. No había sitio donde no se pararan por la calle".

Isabel Sánchez y su familia comenzaron ayer a saborear la exquisitez de la carne del calamar. "No tenía dónde meterlo porque era enorme. Lo despiezamos y comenzamos a colocarlo en los congeladores de mis seis hijos y en el de mi casa. Menudo bicharraco", apuntó la intrépida pescadora. También, reconoció, que "preparé un trocito en salsa que me quedó riquísimo. Estaba tan fresco que se deshacía en la boca. En los próximos días seguiremos degustando su carne", señala la grancanaria.