El espectáculo pirotécnico de las fiestas del Buen Viaje de El Cotillo (La Oliva) se convirtió en un accidente en la noche del viernes, sobre las 23.00 horas, cuando varios voladores del agua se desviaron hacia el público y las viviendas del muellito. Once personas sufrieron quemaduras de diversa consideración, según informó el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad. Un error pirotécnico, según se comentó desde el ayuntamiento, provoó el accidente.

Entre los heridos se hallan tres mujeres, dos de 61 años y una de 81, que tuvieron que ser trasladadas al Hospital de Fuerteventura con quemaduras de segundo grado de carácter leve, sobre todo en las piernas. Los vecinos situados en la primera fila de la barandilla de la calle Requena fueron los más afectados con lesiones en la cara, estómago, brazos y piernas.

Las calles repletas de público del muellito chico se convirtieron en una ratonera y durante las explosiones de fuego no había escapatoria, explican vecinos presentes en la noche de miedo. Los heridos fueron atendidos, en un primer momento, por los efectivos que formaban parte del dispositivo preparado para los fuegos artificiales. El grupo de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento de La Oliva, Agentes de Seguridad y Emergencias del Cabildo de Fuerteventura, Policía local y Guardia Civil.

Poco después, diez de los once heridos fueron trasladados en ambulancias y el otro en vehículo propio hasta el Hospital Virgen de La Peña de Fuerteventura, donde fueron tratados de las quemaduras. El ultimo de los heridos fue dado de alta ayer a mediodía.

Las familias de los afectados acudieron tras enterarse de lo sucedido al Hospital para conocer el alcance de las lesiones. El coordinador de Seguridad y Emergencias del Cabildo de Fuerteventura, Fran Torres, informó que una de las viviendas regentada por una familia de turistas fue utilizada como punto de atención sanitaria y "hay que agradecer la ayuda que prestó toda la familia para poder intervenir y curar las heridas de las personas afectadas en una primera actuación urgencia".

"Pedimos una ambulancia del Servicio Urgencias Canario y otra de la clínica privada Brisamar para poder trasladar a los quemados al Hospital de Puerto del Rosario" detalla Fran Torres. La vivienda de la turista catalana, Marien García, recibió un impacto en la ventana. "La casa se llenó de gente pidiendo ayuda y a protegerse del fuego y en la misma puerta cayó otro petardo", afirma. "Sacamos agua, hielo, pañuelos y lo que pudimos para ayudar a los heridos", comenta. Además, su vivienda fue utilizada como punto sanitario para los agentes de seguridad y emergencias. "La intervención de los sanitarios fue muy rápida y aunque estaba lleno de gente pudieron entrar y curar a las personas que aparecían heridas", señala la joven.

Carlos David Marichal explicaba con nerviosismo aún que el público golpeó las puertas y se metió en las casas para protegerse del fuego. "Uno cayó justo debajo de nosotros, en las primeras rocas y los siguientes voladores llegaron hasta las viviendas de la esquina del muelle, donde estábamos nosotros", añade. Además su familia salió ilesa casi de milagro porque la silla y la manta de su hijo pequeño Samuel se quemaron. "Tenía cogido en brazos a mi hijo y gracias a eso está bien sino se hubiera quemado" cuenta el joven vecino de Tetir que disfruta del verano en El Cotillo.

Otra madre, Esther, asegura que ante la confusión y el nerviosismo para huir del fuego cogió a su hija Marta Ruiz, de 8 años, y la empujó hacia el interior de una vivienda para evitar que se quemara. "Con el empujón me salió un chichón en la frente", cuenta la pequeña Marta.

Los fuegos artificiales acaban de comenzar cuando los voladores que se lanzan habitualmente al agua se desviaron hacia las casas del muelle. Los propios técnicos de la pirotecnia acudieron a la zona de lanzamiento, instalada en el espigón frente a las viviendas y cortaron la mecha para evitar la salida del resto de la tira explosiva. Y posteriormente se lanzaron algunos fuegos altos y se suspendió el resto ante los gritos y confusión reinante en el muelle.

"Lo niños estaban fuera en las rocas y al comprobar desde dentro que el fuego estaba al lado los cogí desde la ventana y los pude meter dentro", explica emocionada Petra Morales Su casa recibió el impacto del fuego. "Llegó hasta la fachada de la cocina y se me llenó de humo, luego la gente entraba por la puerta para salvarse. Fue una locura", cuenta Morales junto a su madre de 91 años.

"Había heridos, gente gritando, ambulancias, policía y todo se quedó en un susto pero podía haber sucedido algo mucho más grave porque los fuegos se lanzaron hacia la gente y no al mar", insiste Petra. Esta vecina recuerda que otros años los fuegos se tiraban desde la misma playa hacia el mar y "parecía menos peligroso que ahora que se colocan en la parte alta, y llegan a las mismas casa marineras y a la gente", reitera Morales.

En general, los residentes del pueblo marinero reclamaron ayer que este incidente sirva a las autoridades ya gentes policiales para adoptar nuevas y mayores medidas de seguridad para evitar que una tragedia similar vuelva a repetirse en las fiestas del Buen Viaje.

Por otro lado, la tragedia puso en entredicho el dispositivo de seguridad que debe desplegarse en una exhibición de fuegos artificiales dentro de una localidad marinera. Aunque la Policía Científica acudió ayer a la zona del siniestro y cogió muestras para investigar los hechos y posibles causas del siniestro, varios testigos presenciales comentaron que no había cordón policial, ni calles despejadas para salir de la zona en llamas. Sólo varios metros distanciaban a los vecinos del área de lanzamiento de los voladores.

"Todas las calles estaban llenas de gente del pueblo y turistas y no había forma de salir del muellito porque se agolpa todo el mundo en la barandilla del mar", explican algunos residentes de El Cotillo, aún con el susto en el cuerpo.

El accidente generó ayer una enorme preocupación en el Grupo de Gobierno de La Oliva, que dirige el alcalde Domingo González Arroyo. Unos festejos que acabaron de forma accidentada, al parecer por un error de calculo por parte de la pirotecnia que debía haber dirigido los explosivos a una mayor distancia hacia el mar. A ello se unió que el viento aflojó durante la noche del sábado. De nuevo se repite la contradicción entreseguridad y espectáculo pirotécnico debido a que a más distancia se resta atractivo visual a los fuegos artificiales que se lanzan al mar .