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Perfil

Madre, abuela y trabajadora

Josefa cometió el delito de ampliar su casa para acoger a tres de sus 23 nietos

Josefa Hernández Goez ( Betancuria, 1952) se ha convertido en los últimos días en un personaje popular sin buscarlo. Conocida popularmente como 'la abuela de Fuerteventura' , esta majorera ingresó ayer en prisión para cumplir una pena de seis meses acusada de un delito contra la ordenación del territorio. Una decisión judicial que ha sido fuertemente rechazada por los majoreros en particular y los canarios, en general, que observan atónitos como la Justicia no es igual para todos. Los destrozos medioambientales que ha sufrido durante años el frágil territorio majorero y de Canarias no ha logrado enviar a los culpables, que tienen nombre y apellidos, a residir por un tiempo en una celda.

Fefa procede de una familia humilde. Sus padres, Melitón Hernández y Josefa Goez Pulido tuvieron 14 hijos, aunque uno de ellos falleció de forma trágica el pasado año. Su infancia y parte de su juventud transcurrió en el pueblo de Valle de Santa Inés, lugar donde nació.

Allí, en la Fuerteventura de la sed, el hambre y la miseria, la familia Hernández Goez sufrió demasiado para sacar adelante la enorme prole. Sin embargo, el trabajo con el ganado, la agricultura y el escaso trabajo que ofrecía la isla fue determinante para que Melitón y su mujer sacaran adelante a tantos hijos. No tenían lujos ni se podían permitir caprichos porque la maltrecha economía familiar lo impedía. "Pero eran felices. A pesar de que era una época de hambre no les faltó un plato de comida. Además, los vecinos le ayudaban en lo que podían", asegura un vecino del Valle que conoce bien la historia de esta familia.

Josefa, disfrutando ya de su juventud, conoció a Raimundo, un grancanario del que se enamoró y con el que llegó a contraer matrimonio. Vivieron en el Cruce de Arinaga, en la isla de Gran Canaria. Allí comenzaron a formar su familia y tuvieron 7 hijos: María José, Belén, Leticia, Minerva, Cristhofer, Suso y Cristina.

Josefa tuvo que compaginar las labores de ama de casa con la de trabajadora. La familia numerosa que había creado con su esposo exigía mayores ingresos a la economía familia. Trabajó duro en las labores de aparcería, en concreto en los almacenes de tomates. También dejó su sello en la hostelería trabajando en las zonas turísticas de Gran Canaria.

Nunca se arrugó ante el trabajo. Tenía muy claro que debía sacrificarse para garantizar la alimentación de sus hijos, cuidar a sus hermanos Antonio y Severiano, y contribuir al mantenimiento de la casa. Eso si, "cuando regresaba de trabajar se ponía a realizar la tareas de la casa. Es una mujer muy trabajadora y responsable con sus hijos. Lo fue mientras vivieron bajo su techo y lo es ahora con sus nietos y los dos hijos que conviven con ella. Una hija con una disparidad de un 39% y un hijo que no tiene trabajo".

La bondad de esta mujer se descubre cuando con solo una mísera ayuda de poco más de 300 euros tiene que mantener a sus hijos y nietos. Sin embargo, en lugar de dar un paso atrás hace lo contrario y se enfrenta cada día a la realidad que le ha tocado vivir. No se le han caído los anillos por adentrarse en la repostería y produce pan de leña y dulces que vendía hasta hace unos días en un mercadillo de la Isla.

Sin embargo, con el paso del tiempo el matrimonio se rompió. Tras la separación, Josefa y sus hijos deciden venirse a vivir a Fuerteventura. En concreto al barrio de Campo Viejo. Allí, en 1995 vivió con sus siete hijos en una finca de una superficie de unos 51.000 metros cuadrados, más de erial que de finca productiva, que había heredado de su padre cuando tan solo tenía 5 años. En ese terreno, el mismo que le ha llevado a la cárcel, levantó su modesta casa para vivir con sus hijos. No entendía si su terreno estaba en el interior de un Parque Natural o si podía edificar con tantos o cuantos metros. Solo pretendía un techo para cobijar a su numerosa prole.

La llegada al domicilio familiar de sus nietos Yoel, Albi y Yanira supuso no solo una responsabilidad sino la necesidad de aumentar la vivienda con dos cuartos y techos de planchas para que los niños estuvieran cómodos. La recomendación partió de las técnicas de Servicios Sociales con la amenaza de quitarles los niños.Sin embargo, Josefa tuvo un problema. Se topó con la insensibilidad de una jueza que le ha mandado a prisión. ¡ Que la liberen...

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