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Entrevista

"La cárcel me dejó huella por la buena gente que conoces y no tener libertad"

"No me arrepiento. Mañaña mismo haría lo mismo para que mis nietos tengan un techo, aunque vaya a la cárcel", afirma Josefa Hernández, 'la abuela de Fuerteventura'

Josefa Hernández Góez en la villa historica de Betancuria, ayer, durante la entrevista. GABRIEL FUSELLI

¿Cómo vivió la experiencia de estar recluida en una cárcel?

Con mucho miedo. Vas a un mundo desconocido que no sabes con quien te vas a encontrar o como te van a tratar. Me sentí como a quien llevan al patíbulo. Es una sensación muy extraña porque pierdes tu libertad. Ahora entiendo a toda esa gente que está recluida en una prisión.

¿Pero usted cometió un delito y desobedeció una sentencia judicial?

No es así. Yo nunca desobedecí a la jueza ni he sido rebelde con la Justicia. Yo no demolí la vivienda porque no tenía medios económicos para ello. Para llevar a cabo una demolición hay que contar con un proyecto y contratar a una empresa que ejecute los trabajos. Yo no tengo dinero para afrontar ese gasto, ni tampoco tengo donde vivir.

¿Qué sensaciones sintió cuando traspasó la puerta para entrar en prisión?

Se me derrumbó el mundo. Decía que no había justicia, me preguntaba qué había hecho. Toda mi vida he estado trabajando para sacar a mis hijos y mis nietos adelante. Me preguntaba qué errores había cometido para estar en la cárcel. Luego tenía el problema de la tensión, el azúcar y al padecer claustrofobia tenía pánico a las rejas y a estar cerrada. Cuando sentí el golpe de la puerta de la celda cerrándose me derrumbé.

¿Cómo fueron esos tres días en la cárcel de Tahíche?

Me acogieron muy bien. Me decían qué hacía yo allí, que no era justo que estuviera presa. Me ayudaron mucho, tanto los funcionarios como la población reclusa, que incluso me mandaban firmas de apoyo desde otros módulos, se portaron muy bien conmigo. Tengo un recuerdo y un cariño especial para Estela, que era la compañera de apoyo con la que compartí celda y recibí todo su apoyo para superar aquella situación.

¿Sigue pensando que su único delito ha sido mejorar la vida de sus nietos y los hijos que conviven en su casa?

Lo pienso y lo mantengo. El único delito que he cometido contra la sociedad es intentar proteger a mis nietos para que los Servicios Sociales no me los quitaran. Las asistentas sociales me dieron dos opciones: o arreglaba la casa o se llevaban a los niños. Es verdad que la casa no tenía muchas condiciones y con ayuda de las instituciones la amplíe para evitar que me quitaran a Yoel, Arwin y Yanira. Luego un vecino llamó al Seprona y los agentes me denunciaron.

¿Volvería a actuar de la misma manera para proteger a sus nietos?

Sí. Ni me lo pienso. Con todas las consecuencias. Si yo mañana me viera en la calle haría lo mismo. Luchar por un techo para mis nietos aunque tenga que ir de nuevo a la cárcel. Yo fui tan convencida a la prisión de que iba a estar al menos tres meses presa, pero en mi fuero interior no estaba arrepentida de haber pasado por esos malos tragos. Primero están mis nietos y no le he robado el suelo a nadie para construir mi casa. La edifique en mis terrenos heredados de mis padres. Si no tengo posibilidades de comprarme una vivienda qué hago, me voy a vivir con los niños a un parque.

¿Cree en la Justicia?

No, creo en la gente porque si no hubiera sido por las movilizaciones sociales no me hubieran dado el indulto. Al presidente Rajoy y al ministro de Justicia no le hubiera llegado mi caso si el pueblo no se moviliza y el interés mediático del asunto. La petición de indulto está presentada desde finales de marzo y sigo siendo la misma. Aquí se ha demostrado que el pueblo hace mucho. La justicia no existe en este país para los pobres, protege solo a los ricos. Es increíble que tenga que movilizarse toda España para que se haga justicia a los pobres. Cuántos ricos hay que tienen sus casas en la orilla de la playa incumpliendo la ley o los numerosos hoteles que son ilegales aquí en Canarias y ni los tiran ni sus propietarios van a la cárcel como he tenido que ir yo. También existen empresarios grandes que hacen obras en sus chalets dentro de espacios protegidos, los condenan a años de cárcel y le perdonan la pena o centros comerciales con sentencia firme de demolición y siguen aun en pie.

¿Toda esta situación ha sido una pesadilla?

Y de las grandes, aunque yo delante de mi familia trato de disimularlo para que no se preocupen. La entrada en la cárcel es muy duro porque pierdes tu libertad sin ningún motivo porque yo tenía una condena que era para no ingresar en prisión. Tampoco entiendo como la Fiscalía recomendó a la juez por dos veces que suspendiera mi entrada en la cárcel y no hizo caso. Todo esto que me ha pasado me parece mentira, es como si fuera un sueño.

El Gobierno canario le ha ofrecido una vivienda en Puerto del Rosario. ¿ Satisfecha de la solución?

Sí. Estoy muy agradecida. Es una medida temporal hasta que se proceda a la demolición de las obras de ampliación de mi casa en Campo Viejo. Estoy muy contenta porque al menos tengo un techo para mis nietos y mis dos hijos: Cristina y Mundo que viven también conmigo. Todavía no he podido ver la casa . Tanto el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Marcial Morales, como el alcalde de Betancuria, Marcelino Cerdeña, que me han apoyado mucho en esta lucha, me comunicaron la noticia.

¿Su vida no ha sido un camino de rosas?

En absoluto, ha sido más que dura. Nunca tuve padre ni madre, me críe en un colegio de religiosas. Salí de allí y me casé aunque el matrimonio no fue bien y se terminó. He tenido que trabajar intensamente para sacar adelante a siete hijos y dos hermanos que me hice cargo, uno tenía seis años y otro con doce. Y los críe yo sola junto con mis hijos. Siempre he sido optimista y he tirado para adelante. Encontrar una piedra en el camino no me asusta sino intento sortearla. He tenido que ir por las playas vendiendo pan y dulces o montando un puesto en uno de los miradores de Betancuria ofreciéndole productos a los turistas para sacar adelante a mis nietos y mi familia. Nunca me he arrugado ante la adversidad, al contrario.

Se ha convertido en una abuela coraje. ¿Está sorprendida de la repercusión de su caso?

Sí. Estoy gratamente sorprendida por la respuesta del pueblo español y canario en general, así como las miles de firmas de apoyo pidiendo mi liberación a través de las redes sociales. También estoy agradecida al papel que han jugado los medios de comunicación y de forma en especial a LA PROVINCIA que fue quien primero dio a conocer la injusticia que se estaba cometiendo conmigo y con mi familia. La verdad es que no me esperaba tanto apoyo incondicional. Ojalá tuviera millones de corazones para darle a cada una de las personas que me han ayudado o solidarizado con mi lucha. El pueblo se ha volcado con mis hijos cuando entré en prisión. Las muestras de apoyo han sido constante y los mensajes para que no me rinda han sido numerosos. Lo único que pedí a los que me acompañaron a la entrada de la cárcel es que no se olvidarán de mis nietos que era lo que más me preocupaba.

¿La sorprendió algo de la cárcel?

Fueron pocos días los que estuve encerrada pero me dejó huella no solo porque estás privada de libertad sino por la buena gente que conoces. Sin embargo, me sorprende que hayan muchos presos en situación de preventivos sin que se le haya celebrado el juicio. Creo que toda persona debe saber que pena va a cumplir y no estar tanto tiempo esperando por algo tan simple como un juicio. Es algo que la Justicia española debe mejorar.

¿Sabían sus nietos dónde estaba durante su ausencia?

Yo pensaba que mis hijos les habían ocultado dónde estaba. Pero tras llegar a casa, el mayor, Yoel, que tiene 13 años, me comentó que lo había descubierto por Internet. El pobre me dijo que tirara la casa para que no me volvieran de nuevo a meter en la cárcel. Pobrecitos, si todo lo que hice fue para protegerlos. Ellos son mi vida y por ellos lucho cada día.

¿Y el recibimiento?

Increíble. Me estaba esperando toda la familia en la casa. No pude reprimir las lágrimas al verlos todos alegres de que me hubieran liberado. Ahora tengo que seguir luchando porque se me acaba la ayuda de 320 euros y todavía no se qué voy a hacer. Luchar como siempre, seguro.

El Gobierno le aprobó ayer el indulto.

Sí y estoy contenta, pero tenía que haber sido antes y no hacerme hecho pasar por todo el sufrimiento que he tenido que soportar.

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