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"Entonces no había nadie, solo mi marido y yo a la lumbre de unas velas"

El historiador Francisco Cerdeña relata en su blog la historia de Puertito de Los Molinos. Según narra el estudioso "sus casas se registraron fiscalmente poco después de que el Ayuntamiento de Casillas del Ángel, presionado por el Puerto, decidiera disolverse".

Aquella inclusión en los registros fiscales, no sólo ponía de relieve la existencia del núcleo de población, sino que reconocía, la existencia de parcelitas privadas dentro de la finca comunal de Las Salinas y Jarugo.

El Puertito de Los Molinos, era entonces conocido por la exportación de piedra de cal, yeso y derivados. "Los camellos bajaban la cal desde los hornos, situados en la falda de la montaña, y luego la ponían en los botes y estos trasladaban la cal hasta una barca grande con destino Gran Canaria y Tenerife", recuerda Purificación Fernández de 67 años, cuya familia era natural de la zona y quien por aquel entonces era apenas una niña.

De 1912 a 1918 se produjeron hasta movimientos comerciales de bienes inmuebles, se compraron y vendieron casas, cuartos y hornos en la playa de Los Molinos, una actividad que denota la vida que ya poseía el caserío. "La gente vivía como podía, recuerdo ver a mi madre caminarse Tefía, Los Llanos y Ampuyenta con el burro al lado. Ella lo llevaba a él y él cargaba con el pescado para venderlo", recuerda Purificación.

"En ese entonces vivían aquí la gente del Cotillo y los pescadores de Playa Blanca (Lanzarote). Este, en parte, fue un pueblo montado por la gente del sur de Lanzarote", confirma Sotero Rodríguez, nacido en Las Parcelas y relacionado toda su vida con el núcleo costero donde ahora posee un restaurante.

A las actividades económicas que se habían desarrollado en las etapas precedentes, se vino a sumar a partir de 1950 y durante la década de 1960, la plantación de tomates para la exportación, ocupando los tableros de los Opares y Los Molinos y las propias Parcelas, regadas con las aguas de la presa, según explica el historiador Francisco Cerdeña.

En años posteriores toda esa actividad cesó. Purificación Fernández recuerda que cuando tenía 26 años, allá por el año 74 del pasado siglo, pasó su luna de miel en el pueblito costero. "En esa época no había nadie, las casas estaban vacías y no se escuchaba más que el ruido de las olas, por la noche solo estábamos mi marido y yo a la lumbre de las velas, porque ni luz teníamos".

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