Ryanair ha dejado huella en Fuerteventura desde que comenzó a operar en 2006. En aquel entonces se creó la Agrupación de Interés Económico Fomento del Desarrollo Turístico de Fuerteventura (AIE) con el objetivo de promover la isla como destino turístico. Para ello, formalizó un acuerdo comercial con la compañía aérea para el traslado de turistas procedentes de diversos países europeos hasta la Isla. Sin embargo, el incumplimiento del acuerdo por parte de la AIE, conformada por un grupo de empresarios majoreros y liderada por la Cámara de Comercio, supuso una deuda de 300.000 euros. Ante esta situación, el vicepresidente de Ryanair, Michael Cawley, decidió el 31 de enero de 2009, que los aviones dejaran de operar. Fue entonces cuando el Cabildo de Fuerteventura se vio obligada a salir al rescate de los empresarios. Antonio Cabrera
