Esperanza y optimismo gritaron ayer una multitud de vecinos en la segunda carrera por la Esperanza y contra el cáncer de mama que organizó la Asociación Fuerteventura Contra el Cáncer en la capital. "Tengo 49 años y me diagnosticaron la enfermedad hace un año. Un cáncer de ovarios y útero, con metástasis y en una cuarta fase muy avanzada", cuenta Monse Baeza. Divorciada y con un hijo estudiando fuera de la Isla tras recibir la noticia se hundió en una depresión. Pero con fuerzas para luchar y salir adelante entró en la asociación majorera. "En poco tiempo me cambió el color, todos tenemos un final pero yo me propuse ser feliz", cuenta sonriente".
Acudí a todas las consultas con la trabajadora social, fisio, me dieron la quimio, la radio pero así fui a los talleres del colectivo y sesiones de reiki. La ayuda de estas mujeres es impagable", añade. Milagrosamente su tumor inoperable se reduce y le intervienen. Durante meses ha lucido pañuelos en su cabeza de todos los colores pero ahora nos enseña contenta su pelo corto teñido de rojo.
"Sigo viva gracias a la ayuda de la asociación contra el cáncer porque no me han abandonado ni un momento, y ellas han cambiado mi forma de ser y de vivir. Por ello recomiendo a las personas que sufren que acudan al colectivo y lo cuenten", insiste emocionada.
Monse corrió ayer la carrera gracias a la ayuda de los voluntarios en una silla joelet, "un sueño hecho realidad".
Otra mujer que cuenta su experiencia con el cáncer de mama es Francisca Rodríguez, conocida como Pachi. A ella el mundo también se le cayó encima tras conocer los resultados de las pruebas. "No fui capaz de contárselo a mi madre, afronté la enfermedad de forma valiente y no sufrí mucho, pero luego las cosas se complicaron", apunta. Ni la caída del pelo, ni la operación, ni los tratamientos fueron tan perversos como las secuelas. "Tuve un desprendimiento de retina que me dejó en cama, sin levantar la cabeza y me hundí. Murió mi madre y cada vez estaba peor y ahí el trabajo de la asociación ha sido impagable. Ahora me encuentro bien y puedo sonreír gracias a Isabel, la presidenta, y todo el equipo. Fueron mi ángel de la guarda", repite con insistencia.
Un colectivo que según enfermos de cáncer de Fuerteventura y familiares se merece todo el apoyo y reconocimiento de las instituciones majoreras y canarias. "Merecen muchas más ayudas porque es el único recurso que tenemos en Fuerteventura", cuentan las pacientes. Otra mujer Antonia Toribio, de Madrid, soporta las complicaciones de la enfermedad. "Lo importante es tener fuerza interior, pero con la asociación de Fuerteventura todo es más fácil", indica.
Diez años cumple la Asociación Fuerteventura Contra el Cáncer con la ilusión de seguir trabajando otros 20 años más. "Pedimos una subvención nominada al Cabildo porque en el último año mucha gente nos ha pedido ayuda, pero estamos desbordadas y no tenemos medios", informa la presidenta Isabel Laucirica.
La Asociación celebró ayer con gran éxito de participación y donativos la segunda carrera por la Esperanza y Contra el Cáncer de Mama en Puerto del Rosario para recaudar fondos para financiarse. La venta de camisetas, a cinco euros, y los donativos contribuirán a que este colectivo pueda continuar con su lucha.
"Aunque carecemos de datos fiables hemos detectado un incremento de la enfermedad en Fuerteventura", asegura la presidenta, Isabel Laucirica. En el último año muchas mujeres y también hombres, aquejados con diversas patologías, se han puesto en contacto con este colectivo.
"Nuestro principal problema es la falta de recursos y consideramos que de una vez las instituciones majoreras se tienen que implicar y apoyar con una subvención nominada, y con terapias para hacer visible la enfermedad y poder combatirla para superarla. Los talleres, las consultas y el apoyo es fundamental", añade la presidenta.
