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Una mujer de Morro Jable investiga si su hija está enterrada en el cementerio

Lucrecia Rodríguez lleva años luchando para averiguar si los restos de su pequeña, nacida en marzo de 1982, están en la sepultura El Ayuntamiento de Pájara no tiene registrado el enterramiento

Flores para Brenda. ROBERTO TEMMLER

Todos los caminos conducen hoy en Fuerteventura hacia los cementerios. Los majoreros tributarán un emotivo homenaje a sus difuntos. Es un día especial para recordar a aquellos familiares que ya no están, aunque éstos nunca se olvidan. Lucrecia Rodríguez Roger (Pájara, 1954) acudirá como cada año al cementerio de Morro Jable para depositar flores a sus seres queridos, entre ellos, a una hija que falleció hace 33 años. Ella sigue dudando de esa muerte y trata de averiguar qué restos se esconden bajo la tumba. De momento, no tiene respuestas a pesar de haber solicitado a varias instituciones pruebas de ello. Solo ha conseguido silencio y ni un solo documento del nacimiento, defunción y enterramiento de aquel bebé, que le dijeron había muerto en el parto. Ella sigue sospechando que pudieron quitarle a la pequeña recién nacida.

Lucrecia y José eran una de las muchas parejas que residían en Morro Jable y decidieron formar una familia. Fruto de esa convivencia nacieron Lidia, David, Aldama y Almudena. "Decidimos tener otro hijo porque nos gustaban los niños. Hace ahora poco más de 33 años -en1982- nació en la Clínica Virgen de la Peña, el antiguo hospital de Fuerteventura, mi niña a la que iba a ponerle el nombre de Brenda, pero me dijeron que había nacida muerta", señala Lucrecia. Además, añade, que "nunca nos enseñaron el cadáver. Solo nos entregaron una caja de cartón cerrada y nos dijeron que la enterráramos".

Lucrecia ya tenía experiencia en el paritorio, no en vano antes de quedarse embarazada de su última pequeña había alumbrado a cuatro hijos más. El embarazo "se desarrolló con normalidad. No hubo el más mínimo problema. Iba a Puerto del Rosario para acudir a las revisiones periódicas que me mandaba el ginecólogo y nunca se detectó nada anormal. En la cartilla sanitaria de embarazada no se anotó durante los nueve meses ninguna incidencia", apostilla en su domicilio esta vecina de Morro Jable.

El 16 de marzo de 1982, quince días antes de la fecha prevista para el nacimiento nació la última hija de Lucrecia y José. "Pesó al nacer 2,5 kilos y me dijeron que la niña había muerto al nacer. También , me indicaron que la pequeña no había llorado al nacer, pero no es cierto porque yo pude oír el llanto, ya que no estaba anestesiada", señala con cierta angustia esta madre majorera.

"Cuando me subían a planta, el enfermero me comentó que a la niña se la había llevado y que había muerto. Luego rectificó, y dijo que tenía un pequeño problemilla. Aquello me sorprendió. También me llamó la atención que no nos dejaran ver el cadáver, ni a mí ni al padre", rememora Lucrecia Rodríguez.

Hace unos años, cuando saltó a la luz pública el escándalo d e los niños robados, Lucrecia comenzó a sospechar de que pudiera ser una de las perjudicadas por las circunstancias que habían rodeado el nacimiento de su última niña. "Siempre tuve esa sospecha porque todo lo relacionado con el nacimiento de ni niña fue muy raro e incluso el comportamiento de los médicos y enfermeros. Entonces, decidí solicitar a Sanidad la documentación de los nacimientos de todos mis hijos. Y curiosamente, me remiten los de mis cuatro primeros hijos y no reflejan nada de la niña que dicen que murió".

Las sospechas de Lucrecia comienzan a acentuarse. En febrero de 2013 se dirige al Servicio Canario de Salud en busca de respuestas. Solicita la documentación del nacimiento de su hija. La respuesta "no puede ser más indignante. Me dicen que no tienen ningún documento que acredite el alumbramiento, que se pudo haber perdido la historia clínica durante el traslado de la Clínica vieja al Hospital nuevo. ¿Cómo no se custodia esos informes? No lo entiendo".

En sus averiguaciones, esta madre majorera se dirige en varias ocasiones al Ayuntamiento de Pájara solicitando el registro de enterramiento de su hija. "Tampoco obtengo respuesta. Hablé con el entonces concejal Faustino Cabrera y me dijo que no me preocupara, que iban a investigar el caso, pero que no se puede enterrar a nadie sin un documento del Juzgado. Sin embargo, nunca me han aportado ni remitido ningún papel que cofirme que la niña fue enterrada en el cementerio de Morro Jable".

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