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El último servicio de Antonio Bello

El oficial de la Policía Local de Puerto del Rosario se jubila tras 41 años de servicio público - Los agentes de Fuerteventura le tributan hoy un merecido homenaje en Pájara

El último servicio de Antonio Bello

La Policía Local de Puerto del Rosario despide con todos los honores a uno de sus oficiales: Antonio Bello Fajardo (La Oliva, 1951), que abandona el cuerpo tras 41 años vistiendo el uniforme policial. Y no podía tener su despedida un marco mejor que en el acto institucional de las Policías Locales de Fuerteventura, que hoy celebran el día de su Patrón: San Andrés.

El oficial Bello ingresó en la guardia urbana en julio de 1974 junto a su compañero Ángel Mederos, también a punto de llegarle la hora de la jubilación. En aquella época el municipio capitalino solo tenían tres agentes, conocidos cariñosamente como los Pepes: José Cabrera, José Media y José Morales. Durante este tiempo fue jefe accidental del cuerpo policial y hace seis años ascendió a oficial.

"Eran tiempos difíciles por los escasos recursos humanos y materiales que habían. Los primeros servicios los realizábamos a pié porque no había vehículo. Los horarios eran de más de 12 horas diarias y en muchas de las ocasiones nos veíamos obligados a dormir en las dependencias cuando habían presos en los calabozos. Fue una época dura, pues ganaba poco más de 7.000 pesetas", señala Antonio Bello.

En aquellos tiempos "hacíamos de chófer de la ambulancia de Cruz Roja, de enfermeros, de bomberos e íbamos a otros municipios para realizar servicios en las fiestas y, principalmente en los bailes", apunta el ya exoficial de Policía. Además, añade, que "en una ocasión salve a dos chicas británicas de morir ahogadas en Playa Blanca. Me lancé a un mar embravecido y con fuertes corrientes pero logré rescatarlas. También, recuerdo, que una vez localicé a un chico encerrado en un porta bulto de un coche y que a punto estuvo de morir".

En todos los años de servicio ha estado bajo el mando de doce alcaldes: Guillermo Martínez, Fermín Vera, Manuel Martín, Agustín Medina, Matías González, Pedro Rodríguez, Eustaquio Santana, Tomás Saavedra, Manuel Miranda, Manuel Travieso, Marcial Morales y Nicolás Gutiérrez. "Con todos me llevé bien y guardo un grato recuerdo de ellos", afirma, Bello.

Su profesionalidad y su vocación de servicio público le distingue. En los 41 años de servicio solo ha estado de baja médica en cuatro ocasiones "una por una intervención quirúrgica y tres por accidentes relacionados con el trabajo".

Bello es una persona muy popular en la isla por su etapa como jugador de fútbol en La Oliva y Unión Puerto, sino durante su paso por la lucha canaria en Gran Tarajal, donde vivió trabajando en el bar de su hermano Domingo y en la zafra del tomate. Sin embargo, su verdadera pasión es la cacería. "Estaré cazando hasta que Dios me lleve. Llevo la caza de podenco y hurón en los genes".

Ahora, su tiempo lo compartirá con su mujer Teresa, sus hijos Toni, Rubén y Nazaret y "con mis nietos Yaiza, Antonio, Ayara, Amanda, Rubén, Daniela y Adriana", señaló.

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