"Me operaron de un cáncer de próstata y sufro las secuelas del tratamiento de radioterapia, se rompen mis venas de la vejiga urinaria y para curarme necesito la terapia de oxígeno hiperbárico para reparar mis tejidos", resume el usuario Paco González Cruz, de 62 años de edad y trabajador de una empresa de representaciones aéreas.
"He sufrido coágulos en la orina, largos sangrados y hospitalizaciones constantes y la uróloga de Fuerteventura me envió a recibir el tratamiento de oxígeno hiperbárico al hospital de Lanzarote", añade. Sin embargo, el Servicio Canario de Salud le desvió al Hospital Universitario de Tenerife porque la cámara es más grande, con capacidad para nueve pacientes y un enfermero, a diferencia de la de Lanzarote que es muy pequeña.
"Así que en Tenerife hay una única sesión diaria que comienza a las 09.15, pero a esa hora aproximadamente llega el primer vuelo procedente de Fuerteventura al aeropuerto de Tenerife. Y yo confiado, en septiembre de 2015, llamo al médico para pedirle que retrasen 30 minutos las sesiones para poder llegar debido a que tienen una duración de 90 minutos, y me responde que no", detalla indignado este majorero.
Tras varias reclamaciones y peticiones a las autoridades majoreras, y a la Dirección del Área de Salud de Fuerteventura, tres semanas más tarde recibe una llamada del citado hospital tinerfeño y le confirman que puede estar en centro a las 09.45 horas para comenzar la sesión a las 10.00 horas. Se trata de un tratamiento que requiere una serie de preparativos, un cambio de vestuario y una adaptación.
"La sorpresa llega como agua helada la víspera de Reyes. Contento y deseando comenzar la terapia para recuperarme y poder trabajar con normalidad, de nuevo el cinco de enero me vuelven a rechazar la petición y me recuerdan que el tratamiento se da a las 09.15 horas y me obligan a vivir en Tenerife si quiero recibir la terapia" sentencia.
Este paciente necesita un total de 40 sesiones, lo que le supondría trasladarse a vivir a Tenerife por espacio de tres meses. "Trabajo como autónomo en una empresa de servicios del Aeropuerto y puedo combinar los traslados con mi vida laboral, pero ya tener que estar fuera tanto tiempo me parece lamentable. Y todo por una falta de planificación", critica.
"Puedo quedarme una noche pero no durante tres meses en Tenerife y sé que a los usuarios de allí no les importa esperar me- dia hora para recibir el tratamiento", insiste.
"Me quejo y me preocupa la falta de sensibilidad del personal sanitario del Hospital de Santa Cruz de Tenerife que hace que los vecinos que vivimos en las islas menores estén abocados, en el siglo XXI con tanta tecnología a a vivir menos años, a pesar de que todos pertenecemos por igual al Servicio Canario de Salud. Ahora he podido comprobar y padecer que los que vivimos en Fuerteventura ni somos canarios, ni tenemos los mimos derechos que los residentes de las islas capitalinas", señala el usuario.
Este paciente recuerda que son muchos los vecinos que acuden al Hospital Insular de referencia en Las Palmas de Gran Canaria y "existe un código, una amabilidad de la mayoría del personal sanitario con el majorero o conejero que acude a recibir diferentes tratamientos o intervenciones quirúrgicas. "Son conscientes en Gran Canaria de los incómodos traslados, y las dificultades que soportamos para poder acceder al Servicio Canario de Salud por eso lo que me ha sucedido en Tenerife no lo entiendo", rechaza.
Por otro lado, González Cruz propone que se implante una cámara hiperbárica en el Hospital de Fuerteventura. "Si hay una en Lanzarote debería planificarse otra en Fuerteventuras, ya que son islas vinculadas al submarinismo y creo que la inversión de este tipo de instalaciones es mínima para un centro sanitario", concluye.
