Antonio Cerdeña y Margot Robayna, propietarios de la ganadería y quesería La Villa, en las inmediaciones de la villa histórica de Betancuria, se llevaron una sorpresa con una de sus cabras de raza majorera. Un ejemplar morispalda (color de su capa) parió cinco baifos demostrando no solo su capacidad de proliferación sino su rendimiento lechero. Es la estrella del corral, aunque no la única con el parto múltiple. En otras ocasiones sus cabras han parido tres y cuatro cabritos e incluso el pasado año una tuvo cinco, pero no sobrevivieron todos al parto. Sin embargo, en esta ocasión, algo nada frecuente, no se perdió ninguna de las crías y son alimentadas por la propia madre de forma natural.
El pasado sábado por la tarde la cabra, que tiene cuatro años y nació en la misma granja, se mostraba intranquila y nerviosa. Se refugió en un rincón del corral, apenas probó la alfalfa y el millo de la ración y permaneció arrodillada en el suelo durante horas. Sus dueños sabían que estaba de parto pero no imaginaban que de su voluminosa barriga salieran cinco retoños, tres machos y dos hembras.
Margot descubrió en una de las visitas a la zona donde estaba el animal que se le había salido la madre, que no es otra cosa que un prolapso uterino que sucede de forma natural por el exceso de contractibilidad en el momento del parto. "Rápidamente llamamos al veterinario. Como observé que la cabra no podía expulsarlos, metí la mano y logré sacar uno de los cabritos. Luego nacieron dos más por sus propios medios y el resto logró extraerlos el veterinario", señala una orgullosa Margot, hija y nieta de pastores majoreros.
La mamá cabra disfruta en un espacio habilitado para apartarla del resto de los animales de sus cinco crías a las que alimenta de forma natural, aunque en alguna ocasión los baífos no guardan el turno para usar sus ubres. "Le hemos puesto una luz ultravioleta para que los cabritos tengan calor ya que hace mucho frío en esta época en Betancuria", apuntó Antonio. Además, añadió, que "pensábamos que fuera a traer dos o tres crías, pero no cinco. El año pasado una cabra también alumbró el mismo número de baífos, pero no los logró todos", señaló Margot.
Para esta joven ganadera "nunca una de nuestras cabras había criado tan bien. Con tantas crías no es fácil pero en esta ocasión los amamanta a todos y no hay que recurrir al tradicional biberón para complementar su alimentación".
Antonio Cerdeña y Margot Robayna abrieron su ganadería en 2010. Actualmente cuenta con unas 500 cabras y produce diariamente cerca de 100 kilos de queso, entre ellos, el de trapo que se elabora a mano con un paño amarrado en vez del molde y que ha supuesto una novedad en el mercado gracias a la innovación que han incorporado en sus instalaciones estos jóvenes ganaderos.
Innovación
El matrimonio Cerdeña Robayna decidió hace seis años incorporarse al sector primario, aunque ambos procedían de sectores profesionales totalmente distintos. Una de sus apuestas fue equipar su granja ganadera con los métodos y materiales más avanzados en busca de un producto de calidad y el bienestar de sus cabras.
"Nos levantamos a las cinco de la mañana para comenzar el ordeño. Todo está mecanizado, desde la extracción de la leche o la alimentación del ganado, aunque en la elaboración del queso seguimos con el método tradicional", dice Margot.
