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Cita con el sector primario insular

Se agota el melocotón majorero

Antonio Sánchez Santana ha recogido mil kilos de esta exquisita fruta en su finca Laderas del Viso - El agricultor elabora con una fórmula secreta familiar su cotizado vino de mora

Antonio Sánchez Santana (Antigua, 1950) presume de cultivar los mejores albaricoques y melocotones de Fuerteventura. Su intenso aroma, sus matices anaranjados, su piel uniforme y la explosión de dulzor y sabores en boca confirman su alta calidad. Una fruta de moda estos días de calor en Fuerteventura, que se ha agotado en la tienda de Mateo de Puerto del Rosario.

"Mi producción es muy limitada y ya casi ha acabado. He recogido unos mil kilos de melocotón esta temporada, bastante menos que en años anteriores pero muy sabrosos. Mi padre y abuelos solían decir que en año bisiesto hay menos cosecha y parece que se ha cumplido", explica este majorero. Quedan algunas ramas cargadas de fruta, que caen ligeramente hacia abajo por el peso y que ofrecen una estampa multicolor y veraniega.

Su precio en el mercado de unos cinco euros el kilo de melocotones puede parecer alto pero de este producto ecológico (kilómetro cero) el consumidor conoce todo desde la planta hasta la mesa sin pasar por cámaras frigoríficas ni química. "La gente lo paga porque tiene en cuenta el trabajo diario en el árbol su poda, el coste del riego y todo el proceso para obtener una fruta muy sabrosa", indica. Para Antonio esta labor es sólo una afición, ya que no genera beneficios.

"Decidí dedicar mi tiempo libre a una actividad que me proporcionara una gran satisfacción personal. Así planta a planta y día a día he conseguido crear este pequeño bosque y cuando entras aquí no hay ruidos, hay fresco, sombra y te olvidas de todo" desvela emocionado el agricultor.

En un agradable paseo por Laderas del Viso de La Asomada se puede comprobar que es un oasis en el desierto y un sueño hecho realidad. Las parras plantadas en espaldera dejan espacio en el centro para olivos, melocotoneros, naranjeros, limoneros, morales, granaderos, ciruelos, albaricoqueros, algarrobos, tunos o higos. Sin embargo de todos sus productos sus caldos son los que se han consolidado con más éxito en dos años.

En particular hay uno, el vino de mora que cautiva en una degustación. "Tengo una fórmula secreta, una antigua receta familiar y he investigado en otras islas para elaborar un delicioso vino de mora que antiguamente se utilizaba como un remedio curativo. Se tomaba cuando te dabas un golpe en el pecho o en trabajos de fuerza", explica Antonio. En su elaboración casera ha cuidado el sabor y el aroma para que este vino ecológico y natural "resulte agradable de tomar". Sin duda ha conseguido su objetivo y sus botellas son un producto natural exclusivo y delicatessen. "También el licor de algarrobo recuerda a los matices de la miel y a todo el mundo le encanta su elaboración con el fruto es muy interesante, así como el licor de tuno indio", cuenta con detalle.

En restaurantes y establecimientos seleccionados de Fuerteventura se venden sus tintos y blancos del Viso. Su hijo Aythami ayuda a su padre en el campo y es un gran aficionado al vino familiar. "Tenemos la bodega, hacemos degustaciones y me he implicado porque el mundo del vino es apasionante. Además, mi padre es un buen maestro y ha conseguido un vino excepcional por su sabor, aroma y suavidad", añade.

"Comenzamos a elaborar un vino familiar pero hemos crecido, tenemos etiqueta propia y estamos muy ilusionados", expresa.

Cuando arranca la temporada también recogen la aceituna para elaborar su aceite de oliva virgen.

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