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"El Cabildo ha sido toda mi vida"

La funcionaria Susana Godoy se jubila este agosto tras 44 años de trabajo en la Casa Palacio de la Isla

La funcionaria Susana Godoy se jubila después de 44 años de trabajo en la Casa Palacio. GABRIEL FUSELLI

Susana Godoy es la funcionaria más veterana del Cabildo Insular de Fuerteventura y se jubila este mes de agosto tras una vida laboral dedicada a la institución. "He trabajado en el Cabildo 44 años, aquí me ha pasado todo lo bueno y lo malo de mi vida" afirma emocionada. Aunque sus primeros años no fueron fáciles para ella. "Mi entrada en el Cabildo fue totalmente inesperada" repasa.

Cuando era una niña su padre, Santiago Godoy, fallece repentinamente. "Siempre me decía que tenía que estudiar una carrera universitaria y yo era muy estudiosa" cuenta entre lágrimas, pero la vida le deparaba otros caminos. De pronto mi madre se volvía loca de dolor, y yo me convierto en cabeza de familia y había necesidad. Así es como me entero que en el Cabildo necesitaban una secretaria del presidente. "No sabía lo que era eso, con 16 años, me sonaba muy mal, no me gustaba y mis amigas me dicen que hay que saber taquigrafía y mecanografía. Busqué clases y Elsa Río me enseñó taquigrafía y Antonio Curbelo mecanografía e hice cursos en la sección femenina", recuerda todavía. Así llegó el día de la entrevista, y estaba rodeada de cinco o seis chicas guapísimas y yo era flaquita, no valía nada y vestida de negro, la más joven de todas" apunta.

En el tribunal en el año 1972 estaba el presidente del Cabildo, Santiago Hormiga; Rafael Pérez Serrano, ingeniero de Obras Públicas; Juan Manuel Martín y el secretario general, Luis Sánchez Brito. Godoy no pensaba que la fueran a contratar pero así fue. Una vez dentro supo que el debate había sido largo pero Brito había dicho: "Ustedes qué quieren una chica guapa o una profesional". Así es como Susana Godoy entra a trabajar en la primera institución insular.

"Era un Cabildo con sólo seis empleados, donde sólo había una mujer, Carmen Machín. El presidente Santiago Hormiga me ayudó mucho, me quiso mucho, fue como un padre y me solía decir: "Yo quiero hacer de usted una señorita", pero yo salía cada día llorando. No me veía allí. Al salir pasaba por el juzgado y el conserje, Felipe Paniagua, me consolaba y me convencía para que volviera al día siguiente. "A mi madre no podía contarle penas. Ha sido mi amiga, confidente, y me gustaba decirle cosas divertidas porque estaba triste en casa" recuerda. Y luego en el Cabildo "me hinchaba a llorar".

Durante años trabajó por la mañana en el Cabildo y por la tarde con el arquitecto José Gonzalo. "Ganaba más en el trabajo de la tarde que por la mañana" detalla. "Por desgracia no tuve esa adolescencia bonita". En aquella primera etapa llega otro mazazo con la muerte del presidente Hormiga, "y se me cae el mundo encima de nuevo".

Se gestaba el movimiento de Asamblea Majorera y entra de presidente del Cabildo, Gerardo Mesa. "Con él aprendí a ser una secretaria. Era recto, enseñaba disciplina y aprendí el oficio" señala. Comienza a entrar más gente preparada y deja de ser una institución sólo de hombres. "Pasamos de ser 8 a 50 personas, y disfruto con mi trabajo, tengo compañeras y aprendo mucho" asegura. Entre las anécdotas rememora cuando se casó con 26 años, que tuvo que separar por mesas a los consejeros de la Unión de Centro Democrático (UCD), Asamblea Majorera (AM) y PSOE. "He sido madre de tres hijos y me siento muy satisfecha con el papel de madre, hija y trabajadora, pero siempre me quedará la pena de no haber podido estudiar mi carrera universitaria", confiesa. Salió la plaza de Auxiliar Administrativa y la aprobó, y después la de Administrativa y también la logró. "Todo el mundo que me conoce sabe que en el Cabildo yo lloraba, reía y siempre fui yo. Me secaba las lágrimas y atendía a la gente porque he sido siempre la misma persona dentro y fuera del Cabildo" reconoce. En su puesto conoció al canciller alemán Willy Brandt, y a los anteriores Reyes de España. "Había que recibir al turista un millón y allí estaba yo. Susana para todo" añade encantada.

Una de las etapas más duras fue cuando el Cabildo asume la distribución de áreas y nuevas competencias y las transferencias autonómicas. "Fue muy complicado para mí y pedimos ayuda a técnicos de otros Cabildos porque era mucho trabajo" resalta.

Entre sus presidentes favoritos está Hormiga y Mario Cabrera por su paciencia y capacidad de dialogar y escuchar. "Creó la oficina de atención ciudadana y me puso allí. Se necesitaba una funcionaria veterana y fue una experiencia muy bonita", asegura. Pasó por casi todos los departamentos, Turismo, Asuntos Sociales y allí compartió la labor con Olivia Estévez y la consejera Natividad Cano, ella tenía una sensibilidad especial. También resalta la disposición del consejero Lázaro Cabrera.

"Todo lo bueno y malo me ha sucedido dentro de la institución", resume Susana Godoy que se prepara para disfrutar de su tiempo y de su pasión por el cine.

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