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Marea de salemas en El Cotillo

Los vecinos del pueblo marinero celebran su tradicional calada con motivo de las fiestas patronales

Todavía no ha terminado de salir bien el sol en el pueblo marinero de El Cotillo y los vecinos se ponen en pié para revivir una de las tradiciones de sus antepasados: el uso del trasmallo y la tradicional calada. La misma labor que antaño hicieron sus padres y abuelos. Los miles de kilos de salema capturados ayer en las redes es la antesala del asadero popular de jareas que se celebrará el próximo jueves, acto dentro de las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora del Buen Viaje, patrona de la localidad majorera.

La caleta del Río es el lugar elegido por los pescadores para colocar en la boca de la ensenada el trasmallo. La marea se encarga de realizar el resto. Desde la noche anterior los marineros, con autorización del Gobierno de Canarias para la ocasión, comienzan la antesala del ritual colocando las redes a marea vacía teniendo como testigo mudo a la luna.

A primera hora de la mañana todos los caminos en El Cotillo y buena parte de los pueblos majoreros tienen como destino El Río. Mientras que los más pequeños no pierden detalle de la labor de los pescadores, pues para algunos es la primera experiencia de estas características, un grupo de turistas inmortalizan con sus cámaras el momento.

Según avanza el sol, los pescadores comienzan a tirar del trasmallo hacia tierra, mientras que algunos vecinos ataviados con gafas y tubos van comunicando a los organizadores la importante calidad de pescado que han caído en las redes. Mientras que desde una chalana van emitiendo indicaciones para los que trabajan con la red, los buzos van desenganchando alguna parte de la malla que se ha quedado enrocada en las rocas. Los niños se suman a la fiesta y también quieren ser partícipes del espectáculo y ayudan a tirar de las redes.

Cuando empiezan a salir los ejemplares más pequeños que quedaron atrapados al paso de las mallas, los niños los rescatan de los agujeros y devuelven al mar a aquellos que siguen vivos.

Los pescadores salen del agua contentos con el resultado de la captura y cargan en cajas los kilos del salemas, aunque también cayeron algunos ejemplares de mayor tamaño, en el camión que lo transportará hasta el muellito para jarearlo. Ahora empieza el trabajo de las mujeres que demuestran su pericia con el cuchillo abriendo en jareas a las salemas. Tras un lavado con agua de mar son expuestas al sol sobre los callaos de la pequeña playa. Posteriormente, serían recogidas para su introducción en las cámaras frigoríficas a la espera de su uso en el tradicional asadero.

Oscar Morales, uno de los pescadores que participaron en la calada, asegura que "a primera vista el resultado de la captura es buena. Este año parece mejor, con más pescado".

Algunos, al igual que ocurre en la bahía, son unos auténticos veteranos. "Llevo toda la vida participando en la calada", señala Pedro Cabrera, vecino del pueblo. "Esto y el puchero es lo que más me gusta de las fiestas", confiesa.

"Sela" Hierro, otra de las habituales en esta tradición y popular vecina de El Cotillo, asegura que todavía quedan horas de trabajo por delante. "Tenemos que hacer unas treinta y cinco carretillas. Lo hacemos encantadas", asegura.

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