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Los mariantes regresan a la costa

Vecinos de Ajuy recrean la forma de vida de sus abuelos que, tras acabar la cosecha, se iban a pescar al litoral. Llegan al océano a lomos de burros cargados de gofio, tunos e higos

Los mariantes regresan a la costa

Cita con las tradiciones. Los vecinos de Ajuy, en el municipio de Pájara, continúan fieles a su cita anual con la tradición de los mariantes al igual que hicieron durante generaciones sus antepasados. El origen de esta tradición se remonta a la vida de sus abuelos cuando, tras recoger la cosecha, se trasladaban en verano, junto a sus burros, hasta la costa en busca de pescado y marisco con los que complementar la dieta alimentaria y, llegado el caso, conseguir nuevas entradas a la economía familiar con la venta de los productos recolectados al mar.

Días pasados, León Avero y Andrés Alonso, dos de los precursores de los mariantes, costumbre tradicional que recuperaron junto a otros compañeros en 1998, partieron desde el Puertito de Ajuy con destino a la zona de Agua que se Acaba. No fueron solos. Estaban acompañados por una nueva hornada de jóvenes que quieren seguir los pasos de sus abuelos. Desde allí, partieron, unos en burros de raza majorera y otros caminando, Erica Gutiérrez, Lorenzo Brito, Evelyn Avero, Nayara Martín, Amancio Brito, Giomar Avero, Selena Cabrera, Álvaro Pérez, Manuel león, Pedro Cabrera, Erika Gutiérrez y Saulo Cabrera, rumbo a la aventura.

La expedición fue sorteando el litoral de Sotavento. Primero sería al Arco del Jurado para continuar a la Peña Vieja, El Tarajalillo, La Herradura, Puntilla Blanca o Barranco de Aguas Destacadas hasta llegar al destino: Agua que se Acaba. En total poco más de tres kilómetros que discurrieron con la expectación de los nuevos mariantes de vivir una experiencia única, como ya lo hicieran en otro tiempos, bien sus padres o abuelos.

"La tradición de los mariantes está garantizada. La incorporación de los más jóvenes a esta actividad ancestral, la misma que durante años realizaron sus padres y abuelos, y que encima demuestren un enorme compromiso para rememorar la época en que sus antepasados se desplazaban por temporadas a la costa, nos demuestra que esta cantera recoge el testigo de los mariantes", señaló Lucas Quesada, un vecino de Ajuy que colabora con la celebración de esta actividad.

El burro de raza majorera es uno de los protagonistas de la tradición de los mariantes. Los animales son cargados de productos del campo que transportan en sus alforjas: higo, tunos, gofio y queso, sin faltar los garrafones de agua. "Llevamos los mismos productos que llevaron antes nuestros antepasados. Los que daban la tierra. Durante semanas permanecían en la costa comiendo de lo que cogían de la mar y durmiendo en chozas", señaló uno de los participantes.

También cargaron algunas raciones de millo y alfalfa que formaba parte de la dieta de los animales durante los días que estaban fuera de sus cuadras.

Los mariantes cargaban en sus hombros las cañas tradicionales que fueron recogidas en los cañaverales de la Madre del Agua, y portaban los anzuelos y las punteras bien de tarajales o de cuerno de cabra.

Tras llegar a la ensenada de Agua que se Acaba, estacaron los burros sobre el acantilado, acomodaron sus pertenencias personales en la estancia o choza de los mariantes y prepararon las cañas y aparejos para iniciar la pesca. Poco a poco comienzan a llegar las salemas, sargos, morenas, cabrillas y herreras. León y Andrés, los dos adultos de la expedición se encargaron de escamarlos y preparar la cena.

En el entorno de la choza encendieron una hoguera para paliar el frío y la serenada del mar. Luego llegaría la cena al más puro estilo tradicional. Recolectar troncos de aulagas y otras especies arbóreas, encender el fuego y comenzar a freír el pescado capturado, dejando algunos peces para el caldo pescado del próximo día.

Tras varios días asentados en la costa tocaba la recogida de las alforjas, las cestas, las jareas del pescado y los utensilios para comenzar el regreso hasta Ajuy. Allí, en el poblado numerosos vecinos esperan el regreso de los mariantes que son recibidos en un ambiente festivo y un asadero popular.

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