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Antigua Fiestas patronales en honor a la Virgen de Antigua

La batería del pregonero

Baltasar Acosta pronunciará el pregón de las fiestas patronales de Antigua, que arrancan esta noche

Baltasar Acosta, el pregonero de las fiestas de Antigua, toca la batería en un local de su pueblo, ayer. GABRIEL FUSELLI

Ha desempeñado un ramillete de profesiones en busca del sustento de su numerosa familia. Molinero, músico, agricultor, ganadero y vendedor de la ONCE. Baltasar Acosta (Antigua, 1931) será el encargado de leer esta noche el pregón de las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de Antigua. No estará solo sobre el escenario. Le acompañará el afamado timplista majorero Domingo Luís Rodríguez El Colorao. Será el arranque de unos festejos a ritmo de timple y percusión.

Nació en el seno de una familia humilde compuesto por José Acosta y Juana Armas que tuvieron seis hijos. Sus primeros días de vida se desarrollaron en la zona del Pozo Santo, en el mismo barranco de Antigua. Sin embargo, a los pocos años se mudaron al Durazno porque su padre había heredado el molino familiar que data de 1800. "Mis hermanos y yo dormíamos en el cabuco con mi padre. Había mucho trabajo porque teníamos que ayudar a las labores de la molienda de gofio. Teníamos que ayudar a vaciar los sacos y costales de millo en la tolva, y posteriormente retirarlos para entregárselos a sus dueños. Fue una época dura, porque además mi madre murió en 1941 y yo era todavía pequeño".

Sus inicios con la batería se remontan cuando tenía apenas 14 años. "Aprendí solo tocando con medio bidón, dos palos y unos cachos de latas como platillos". Además, añade, que "tenía tanta afición que pasaba horas tocando hasta que aprendí a coger el ritmo".

La primera batería que llegó al pueblo la compró el Casino "entonces empecé a tocar allí y le dedicaba mucho tiempo hasta que perfeccioné el estilo que quería".

Los primeros pinitos en las verbenas "fue con Valeriano. Él tocaba el violín, para la guitarra buscábamos a uno del pueblo y yo en la batería. Como no teníamos este instrumento de percusión se la alquilábamos al Casino por 15 pesetas", apunta Baltasar.

Una de sus anécdotas que recuerda "fue en Corralejo. Nos llamaron para dos días y nos tuvieron allá arriba diez. Eso si, pescado y bebidas no nos faltaron".

Fue miembro de afamadas orquestas del pasado: Los Ángeles y Playas del Sur (Gran Tarajal) y Pensilvania y Ecuador (Puerto Cabras), hasta que en 1976 dejó la música en activo siendo su últi-mo baile en Tefía. Ahora toca la percusión en la Rondalla de la Tercera Edad.

Esta noche subirá de nuevo al escenario con su vieja batería.

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