La Provincia - Diario de Las Palmas

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Mujeres pegadas a la mar

Seis vecinas explican su trabajo en la recogida de sardinas, cargar el pescado en un sector de larga tradición en la Isla

Las mujeres vinculadas a la pesca de Fuerteventura y los mariantes de Ajuy contaron sus vivencias en el sector primario.

"A mi me gustaba más ir a mariscar y coger mejillones que una fiesta o un baile" asegura la vecina de Tuineje, Tomasa Cabrera. Luce un collar de caracolas y sus ojos se iluminan hablando de la mar. "Nunca fui con caña, a mi me gustaba amarrarme el saco y coger lapas, mejillones, cuando se llenaba el saco se amarraba a la soga" cuenta. Los mejillones detalla "se asaban en la misma playa con unas matas, chaparros, y se ponían al sol y los conservábamos en latas". Su mayor ilusión era ir a la cuevitas con su familia y vecinos, y "en las bajas se ponía una viga y caminábamos sobre ella". Tomasa forma parte de una familia de gran tradición pesquera y sus hijos han heredado este arte. "Nunca tuvimos un accidente, siempre con mucho cuidado, pero ahora todo es muy distinto", afirma.

Matilde Roger nació en la Vega de Río Palmas pero vivió 50 años en Ajuy. "Me casé con Silvestre que era pescador y bien trabajé en la vará del pescado, se secaba, se vendía para ir a comprar gofio o carne" recuerda. Aunque entonces -añade Matilde- el pescado no valía nada, "nos daba justito para vivir". Un oficio que transmitieron a sus hijos que son en la actualidad pescadores profesionales. "Antes se pasaban muchos trabajos y las mujeres trabajamos en la casa y con el pescado como jarearlo, salarlo y limpiar los barcos, ayudábamos en todo" rememora.

Otra mujer que nació en el seno de una familia marinera es Matilde Umpiérrez. "Mi padre y hermanos fueron pescadores en Corralejo, me casé con un pescador y me vine a Ajuy y Gran Tarajal" confiesa. "Siempre jalando de las cajas de pescado; nuestra labor anónima fue muy necesaria en este sector porque los hombres salían a pescar pero en tierra nosotras hacíamos mucho. Recogíamos todo el pescado, o las sardinas, se cocinaba o vendía y salaba", añade Matilde. Ella también trabajó en la hostelería porque "no nos llegaba ni para comer, la pesca estaba muy mal pagada".

Mujeres que forman parte de la historia de la pesca artesanal de Fuerteventura.

Más joven pero también con una gran experiencia en el sector como pescadora profesional fue Pino González. "Yo fui la primera mujer que me saqué el título de patrón de barco para poder trabajar en el año 1992, era un oficio machista pero los tiempos ya estaban cambiando", explica Pino, que trabajó durante nueve años en Pozo Negro. "Siempre me gustó, era un oficio muy duro pero muy bonito pero me tocaron años de muchas restricciones y yo abandoné y me dediqué a otro oficio", recuerda. Entre sus anécdotas ser multada siete veces con su barco en un mismo día, o los esfuerzos para sacarse su título de patrón de barco en una profesión muy machista.

Desde Corralejo Carmen Carballo y Carmen Estévez también explicaron su papel y labor en el sector pesquero norteño.

"Bien de piedras levanté para coger carnada, necesaria para la pesca en Fuerteventura, y en mi familia siempre estábamos pendientes de la salida y la llegada de los barcos de Lobos", afirma Carballo. Carmen Estévez revivió anécdotas como ir con el burro a Villaverde a vender el pescado o cambiarlo en trueques por legumbres, y verdura. "Tengo las marcas de los erizos que se cogían para pescar. Mi madre y yo siempre pegadas a la mar", asegura Estévez.

En total seis vecinas de Fuerteventura vinculadas a la pesca participaron en el Primer Encuentro de Pescadores de Fuerteventura que organizó el grupo Acción Social con el deseo de recuperar el patrimonio etnográfico y cultural del sector primario insular.

Un acto que también se dedicó a los mariantes de Ajuy. Los hermanos Horacio y León Avero y Andrés Alonso Torres recuperaron la tradición histórica de ir una vez al año desde Pájara a Ajuy como hacían sus antepasados para limpiar las salinas y el barranco. Un acto que se desarrolla en agosto y antes los pescadores se iban varios días con una cebolla y gofio a la playa para pescar y llevarlo a sus familias. "Ahora es una actividad educativa para enseñar a los niños esta tradición, y que hay que cuidar nuestros recursos naturales como limpiar el barranco y las salinas porque de ello depende nuestro futuro", destacan.

El consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca de Fuerteventura, Juan Estárico, manifestó que este trabajo es fundamental para recuperar la memoria etnográfica y cultural del sector primario de Fuerteventura y evitar que se pierda. "Un acto que ha sido apoyado por todas las cofradías y que sirve para promocionar y ayudar a este sector fundamental a lo largo de la historia y que tiene un gran futuro con la implicación de la gente joven".

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