"No he hecho nada. Yo no fui". Así de contundente se expresó ayer de forma reiterativa Elías P. P., el joven acusado de apuñalar a la trabajadora alemana en la zona turística de Caleta de Fuste, en el municipio de Antigua, en el transcurso de la primera jornada del juicio que celebra en Puerto del Rosario la Sección Primera de la Audiencia de Las Palmas, a cuyo frente se encuentra el magistrado José Ramón Parramón. La vista oral se reanudará a lo largo de hoy. La Fiscalía se mantiene en su petición de 14 años de cárcel para el acusado por tentativa de asesinato.

Los hechos se remontan a mayo de 2013 cuando Elías P. P. caminaba por la avenida marítima de Caleta de Fuste y apuñaló a Anke J., una animadora de hotel que paseaba por aquella zona. Sin mediar palabra y sin conocerse, el joven asestó varias puñaladas a la mujer y abandonó corriendo el lugar, ante el asombro de los transeúntes que pasaban en aquel momento por allí. Dos de aquellos testigos, de nacionalidad inglesa, declararon ayer en calidad de testigos, al igual que la víctima que lo hizo protegida detrás de un biombo.

Las cuchilladas fueron directas al tórax y el abdomen . Las heridas le afectó al hígado de la mujer germana. Las heridas pusieron en riesgo la vida de la joven, que tuvo que ser evacuada hasta un hospital de Gran Canaria donde fue operada en varias ocasiones. Estuvo ingresada en el centro sanitario durante 39 días y necesitó seis meses más para volver al trabajo.

La Fiscalía señala que el procesado, "por motivos que se desconocen", se aproximó a la mujer portando un cuchillo de veinte centímetros de hoja con la intención de acabar con su vida. El acusado actuó, "con plena consciencia y en estado sobrio", según se desprende del escrito de acusación del representante del Ministerio Fiscal.

La agresión le dejó una gran cantidad de secuelas, como un síndrome de estrés postraumático, una alta probabilidad de que desarrolle adherencias peritoneales y un perjuicio estético por la gran cantidad de cicatrices. Por ello, al acusado le solicitan que afronte también una responsabilidad civil de más de 66.000 euros.

El acusado, Elías P. P., que tiene dificultades para la comunicación, hecho que determinó que en el juicio participara una profesional del lenguaje de signos, estuvo dos años ingresado en la cárcel. En abril de 2015 logró la libertad condicional hasta la celebración del juicio oral, que hoy concluye.

El abogado defensor, Juan Carlos Hernández Cruz, considera que las pruebas de ADN presentadas ayer contra su cliente "están contaminadas. No pueden considerarse como válidas porque las contradicciones de los testigos, especialmente de los agentes de la Policía Local de Antigua y de la Guardia Civil son más que elocuentes". Además, añadió, que "un policía local dijo primero que había recogido el cuchillo con guantes. Hoy ( por ayer) , tres años después, dijo lo contrario y ahora aparecen restos entrecruzados en el cuchillo y en la zapatillas. Además, la Guardia Civil mandó por wasap a los testigos fotografías de mi cliente antes del juicio. Esto aumenta un afán de criminalidad".

Por su parte, el abogado de la víctima, Carlos Bethencourt, apuntó que en el juicio "se demostró que el acusado tenía plena capacidad de discernir y de actuar. Sabía lo que estaba haciendo".