La Fiscalía reitera su petición de 22 años de cárcel para Rubén P. I. por varios delitos de quebrantamiento de condena, lesiones, asesinato en grado de tentativa y detención ilegal en el transcurso de un juicio celebrado ayer en Puerto del Rosario por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, que presidió Pilar Parejo acompañada de los magistrados Mónica Herrera y Nicolás Acosta. La defensa solicitó para su cliente la imposición de los delitos de quebrantamiento de condena y lesiones.
Los hechos se localizan en una vivienda de Puerto del Rosario donde el condenado convivía con Joana N. A.. El 4 de diciembre se produce una discusión en el interior de la vivienda motivada por celos del acusado al estar la víctima mensajeándose con un amigo mediante whatssap. Según la víctima, cuyo testimonio fue aceptado por la Fiscalía, sufrió agresiones, insultos y fue inmovilizada con ataduras en sus manos e incluso "comienza a introducir por la fuerza en la boca de la víctima trozos de trapos hasta la garganta con objeto de atragantarla". Además, el condenado "con el objetivo de acabar con la vida de Joana le tapa la boca y la nariz cortando el aire, para a continuación poner sobre la cara un almohadón evitando que pudiese respirar", aseguró la representante del Ministerio Fiscal.
"Temí por mi vida. Si no llega la Policía me mata", aseguró la víctima que declaró detrás de un bombo para evitar contacto visual con su agresor. Durante su intervención, la tensión pudo con ella y comenzó a llorar mientras relataba lo sucedido. "Me intentó asfixiar. Me decía te voy a secuestrar, tu no te vas de aquí, te voy a matar... "
Uno de los relatos más sorprendentes lo señalaron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que atendieron a la víctima. "Cuando salió a la puerta tenía una cuerda amarrada al cuello que estaba sujetada por alguien desde el interior".
Sin embargo, Rubén, que se encuentra en prisión desde finales de 2014, y que cuenta con numerosos antecedentes penales, incluso una orden de alejamiento de la víctima, negó en todo momentos los hechos de los que se le acusa. Respecto a su atrincheramiento en la casa, señaló que " estaba escondido. No quería ir de nuevo preso. Por eso me corté las venas". En el turno de palabra, el condenado declaró que "no es cierto que quisiera matarla. Si hubiera querido hacerle daño lo habría hecho".
