Con 38 grados a mediodía y mucho calor la playita chica de Corralejo amaneció en el día grande de su fiesta patronal cerrada por completo y con vallas en todos sus accesos para la procesión marítima de la Virgen. Turistas, devotos y residentes se tuvieron que conformar con ver a la patrona desde el paseo y lejos en las rocas, y con prismáticos para contemplar la llegada de la Virgen a la orilla y su embarque. Este año Pascual, marinero profesional tuvo la fortuna de llevar la imagen de la patrona en la travesía marítima por la bahía de la localidad con el párroco y concejales en su barco Nuevo San Ginés.

Pascual estuvo rodeado de numerosas embarcaciones que participaron engalanadas con guirnaldas, música y mucha alegría para disfrutar de este acto popular.

En la salida de la Virgen en el mar sonaron pitidos de los bañistas y vecinos por la decisión de cerrar la playa.

"Me parece que así se acaba con las tradiciones de las fiestas marineras porque toda la vida los vecinos de Corralejo esperaban a la Virgen en la playa y durante el embarque gritaban los vivas a la patrona, los aplausos y bocinas de los barcos se fundían y la gente festejaba con los marineros y la rondalla esta fiesta. Sin embargo, este año ni siquiera se han escuchado vivas ni aplausos porque los barquitos y el público estaban muy lejos", explica la vecina Ana García Pérez.

Los residentes ocuparon las rocas y todo el paseo desde mediodía. Finalmente fue tal presión de la gente por bañarse y ver llegar a la Virgen a la playa que los agentes municipales permitieron el acceso de los bañistas y usuarios en una esquina para contemplar el acto festivo con un chapuzón.

La Corporación municipal insiste en que las medidas de seguridad y prevenir accidentes entre bañistas y barcos obligan a tomar medidas como el cierre de la playa, pero los usuarios y familias residentes insisten en que se debe dejar un pasillo en lugar de impedir el acceso a todo el litoral.

A pesar de la polémica, las canaciones y bailes de la rondalla Dunas de Corralejo, el ambiente festivo en bares y la alegría imperaron en la localidad, donde predominó un gran ambiente festivo. A mediodía, no cabía un alma en el muellito para disfrutar con amigos y familiares de esta fiesta popular. La marea vacía tampoco acompañó a los jóvenes en sus saltos desde el muelle al mar.

Una fiesta con costumbres arraigadas como acompañar a la Virgen por la localidad con bailes, timples, guitarras, voladores, vivas y mucha devoción.

Una jornada en la que se comparte mesa y mantel con amigos y familiares para degustar el tradicional pucherito canario. Un plato que cocinó con mucha ilusión junto a sus dos hijas, Dionisia María Santana Morera. "Tanto para mi como para todo el casco viejo de Corralejo este es el día más bonito del año porque todas las familias son marineras, se vive con alegría en todas las casas, y hay mucha devoción a la Virgen", asegura Dionisia, aunque considera que "antes la fiesta era más familiar y me gustaba más". Una jornada emotiva, ya que numerosas familias recuerdan a sus padres y abuelos pescadores que han fallecido.