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Tribunales Asesinato en Puerto del Rosario

"¿Pueden denunciar a este chico?"

El hijo de Yessica, de siete años, pidió ayuda a sus vecinos para detener al novio de su madre

La fiscal Beatriz Sánchez cruza la sala del jurado ante la mirada del acusado, Henrry García. JOSÉ PÉREZ CURBELO

La segunda jornada del juicio por el asesinato de Yessica Gómez ha dejado duros testimonios en la Audiencia de Las Palmas. Destaca, entre ellos, el de un matrimonio que vivía debajo de la joven colombiana, quienes, tras los "gritos de ayuda" y los "golpes fortísimos" en el piso de arriba, llamó a la policía y abrió la puerta para socorrer al hijo de la víctima.

El pequeño, de siete años, tocó tres veces en la puerta con su madre y esperó a que le abrieran en el descansillo de la escalera. "¿Pueden denunciar a ese chico?", reclamó a la vecina que le abrió. Yessica, con 15 puñaladas, estaba apoyada en la misma puerta. Henrry Danny García Hernández acababa de abandonar la casa familiar para entregarse en la comisaría de Puerto del Rosario, que está a pocos metros de donde ocurrieron los hechos.

Los policías y los vecinos de Yessica afrontaron esa madrugada del 9 de diciembre de 2015 una situación terrible, la de una madre que se desangra y baja al piso de abajo para poner a salvo a su hijo. El niño, que acaba de presenciar las cuchilladas, los golpes y los gritos del novio de su progenitora, "estaba en un gran estado shock", declaró ayer uno de los primeros policías nacionales que llegó a la vivienda.

Otro agente asegura que el pequeño le dijo que quería a su madre, que se lo dijera, todo ello mientras la veía desangrarse en casa de la vecina.

Y es que antes de morir, en cuestión de minutos, Yessica tuvo la fortaleza de bajar con su hijo al piso de abajo. Tocaron "tres veces", hasta que abrió su vecina, temerosa de franquear la entrada por los gritos de "ayuda" y los "golpes fortísimos" que venían de arriba, como de gavetas y de muebles que se caían. "Miré por la mirilla, vi al niño solito en la escalera y abrí para meterlo. Ella se cayó desplomada dentro porque estaba apoyada en la puerta", relata la mujer que les auxilió en esos momentos agónicos.

El matrimonio llamó a la policía desde que aumentaron la intensidad de los golpes. Lo siguiente, tras oír que alguien salía de la casa, fue el timbre de su puerta. "El tiempo se me hizo larguísimo, pero fueron solo dos minutos. Tocaban mientras hablaba con el 112. Miré y vi al niño", explica la testigo, que tardó en abrir porque su marido se estaba vistiendo y le pedía que esperase. Ambos sintieron miedo, "temor".

Yessica sangraba por todas partes, les recriminó que tardaran en abrir y ellos trataron de tranquilizarla. La ayudaron como pudieron, taponándole las heridas con toallas, hasta que llegaron los primeros policías y se hicieron cargo de la situación.

La víctima no solo sangraba por las cuchilladas, también tenía la cara "bastante desfigurada", destaca el marido de la mujer que abrió la puerta para socorrer al niño. La comisaría estaba cerca, a pocas calles, y el testigo vio a los agentes llegar a pie: todos corrían para tratar de llegar a tiempo. Henrry García, el dominicano que vivía con Yessica, de 24 años, se había entregado. "Vayan a mi casa, he matado a mi pareja", le dijo a los agentes. Por eso llegaron en minutos.

Unos minutos que a la vecina de Yessica se le hicieron eternos, pues ella y su marido trataban de taponar la hemorragia de la víctima y de consolar al pequeño, que estaba muy nervioso y no paraba de moverse. Otro residente sintió al menor llorar y pedir ayuda. También vio a Henrry García salir de la vivienda.

El acusado ha apelado en su declaración a los supuestos "celos" de Yessica, así como al alcohol que bebió esa noche y a una agresión de ella como detonante del crimen, pero las pruebas practicadas hasta el momento apuntan lo contrario, entre ellas la declaración del niño, que niega ese ataque previo de su madre con un cuchillo.

Todo ocurrió de madrugada, a las 01.20 horas, después de celebrar el cumpleaños del padrastro de Yessica con gambas y vino. Una amiga confirmó ayer que García bebió en esa fiesta, pero rechazó que estuviera borracho. El juicio sigue hoy en la Audiencia con la pericial de los forenses. García se enfrenta a una pena máxima de 25 años de cárcel por asesinato con alevosía y ensañamiento.

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