Una oleada de robos a turistas en playas, miradores y en la costa oeste de la isla ha generado una enorme preocupación entre el sector turístico que demanda una mayor vigilancia y carteles informativos advirtiendo a los visitantes que mantengan controlados sus efectos personales para evitar la acción de los ladrones. En tan solo varias horas desvalijaron siete vehículos solo tres miradores donde acuden los turistas para disfrutar de las impresionantes vistas que ofrece el territorio insular. A pesar de ello, el destino majorero es bastante seguro y estos incidentes se reproducen en coincidencia con permisos o liberación de presos.

Las tranquilas vacaciones que pretendían realizar los turistas afectados en la isla se convierte en una autentica tragedia. Al robo de sus pertenencias se une la documentación con el grave perjuicio y molestias en un país ajeno al suyo.

En los miradores del Barranco de La Peña, donde los turistas dejan sus vehículos para visitar el santuario donde la leyenda ubica la aparición de La Virgen de La Peña, las zonas de aparcamientos de la villa histórica de Betancuria, el mirador de Guise y Ayose o en Morro Velosa, en tan solo una mañana desvalijaron siete vehículos llevándose todos los efectos que se encontraban en los vehículos.

Tras perpetrar su fechoría se dirigen hacia una zona escondida, revisan el interior de las mochilas sustraídas, se quedan con las cosas de valor y arrojan los bolsos con la documentación. Así, en el barranco de La Cueva y el de La Peña, ambos en Betancuria, se encontraron algunos efectos abandonados productos de los robos.

Los municipios de Pájara, La Oliva y Puerto del Rosario también han sufrido estos días la acción de los vándalos, centrándose especialmente en las playas de Morro Jable, Costa Calma, Corralejo e incluso las Dunas de Corralejo donde aprovechan bien los descuidos de los visitantes.

El modus operandi siempre es idéntico. En un coche se desplazan al menos tres personas, entre ellas, una mujer. Mientras la pareja se mantiene en una actitud amorosa y controla la situación, el tercero rompe con una piedra el cristal del vehículo y coge las pertenencias que existan en su interior. Cumplido el plan ponen rumbo a otro mirador o zona de afluencia de visitantes.

Los miradores y playas no son las únicas zonas de intervención de los delincuentes. También actúan en la costa oeste, llamada popularmente ' mar del norte', frecuentada no solo por turistas sino por pescadores, ya que los vehículos deben aparcarse sobre los acantilados. "No solo roban sino que desinflan las gomas de los coches para evitar que los puedan perseguir", apunto a este periódico un familiar de un afectado.

La colocación de carteles advirtiendo del control de sus efectos, puede ser una medida para evitar que los turistas dejen artículos de valor en los vehículos. " Esto no ahuyenta s los turistas, sino los advierte de los ladrones. Si en los aeropuertos la megafonía está constantemente informando de que controlen en todo momento sus pertenencias, por qué aquí no", aseguró, un director de hotel.