Los empresarios de la localidad turística de Costa Calma, en el municipio de Pájara, siguen esperando desde hace años por el Plan de Modernización Turística (PMT) que les permita incrementar la calidad y hacer más atractiva la zona. El remozamiento de los espacios públicos y comerciales, así como la rehabilitación de los establecimientos hoteleros obsoletos es un objetivo irrenunciable para los promotores. Sin embargo, el tiempo transcurre sin noticias del mencionado plan. Mientras la espera se eterniza observan atónitos como otras localidades majoreras como Corralejo, Morro Jable o Caleta de Fuste ya disponen de sus respectivos planes de modernización, unos acabados, otros en proceso de culminación y los hay quienes ya vienen ejecutando un segundo plan. Por ello, los empresarios sureños denuncian el desequilibrio existente entre las localidades turísticas majoreras con estas actuaciones de modernización.
La Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Fuerteventura (Excelfuert) al margen de mostrar su malestar por el enorme retraso del PMT, aboga "porque se dote al empresariado de un instrumento y de las herramientas necesarias para que los empresarios puedan trabajar con plena confianza y dentro del marco legal", señaló Luis Cardona, presidente del colectivo. Además, añadió, que " nos preocupa el silencio y el mutismo desde el mes de Agosto del Cabildo y el Ayuntamiento de Pájara con respecto al Plan de Modernización de Costa Calma".
Las críticas de los empresarios de Costa Calma y las zonas turísticas cercanas, no se centran solo en el PMT sino en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) como consecuencia que la ordenación urbanística del municipio de Pájara que se viene aplicando data de 1989, un hecho que también dificulta la aprobación del documento de rehabilitación, así como la existencia de urbanizaciones que no se encuentran recepcionadas por el Ayuntamiento sureño. Además, según los convenios, las zonas comunes y verdes también deben ser recepcionadas por el Consistorio situación que provoca un choque entre los intereses particulares y municipales.
La historia turística de Costa Calma es relativamente reciente, concretamente data de los años 80, cuando el desaparecido empresario Gregorio Pérez decidió convertir esta zona desértica y ventosa en un importante enclave orientado al turismo. Y fue en 1981 cuando compró a una entidad bancaria una superficie de 10.000 metros cuadrados y comenzó a levantar su sueño.
Actualmente esta zona turística dispone de poco más de 8.000 camas alojativas, aunque la cifra aumenta considerablemente si se suman los establecimientos ubicados en zonas aledañas. A pesar de ello, los empresarios denuncian que no hay plan a pesar de llevar diez años elaborándose.
