"Nuestro trabajo sigue siendo manual como antiguamente y queremos enseñar a las mujeres pescadoras y mariscadoras de Fuerteventura nuestro arte y nuestro trabajo diario como rederas, un oficio que no estaba valorado antiguamente y que ha sido reconocido", destacaron las mujeres que representaron a la Asociación de Rederas del Bajo Miño (Galicia).

Un Encuentro de Mujeres de la Mar entre las majoreras y gallegas que contó con el apoyo del sector insular y que resultó muy emotivo al narrar las dificultades de unas y otras en este oficio tan duro.

"Cuando ni siquiera se nos valoraba como profesión luchamos para conseguir trabajar en una nave porque en el muelle, al aire libre, allí con el frío y la lluvia no se podía. También hemos conseguido cotizar por nuestro oficio, y jubilarnos cobrando nuestra pensión", explicaron las homenajeadas gallegas.

Dos generaciones de rederas participaron en este evento: Concepción Rodríguez, María del Carmen Barbosa Pacheco, Manuela Pacheco, y la hija de esta última, Sara, que también se dedica al oficio. "Es duro porque se trabaja empapadas y con mucha agilidad con la vista, y las manos", describe Sara. Además, se apuran para cumplir con los plazos porque "los barcos quieren salir a faenar y no quieren perder dinero", explica la redera más joven Sara. Todas recibieron un bonito homenaje junto a las mariscadoras y marineras de Fuerteventura Milagros González Sosa, María Martín Hierro, Juana de León Umpiérrez, Juana González Sosa, Higinia Saavedra Gutiérrez y Vicenta González Carballo. Ellas contaron la dureza de un oficio como pescadoras y mariscadoras levantando piedras, recogiendo artes, limpiando y vendiendo pescado.

Artesanas de un oficio ancestral que desempeñaron de forma muy diferente en ambas orillas del Atlántico. Las rederas cuentan los avances y logros conseguidos. Una tarea que se ha convertido en artesanía para perpetuar las agujas y forma de hilar con la que elaboran manteles, collares y elementos decorativos.

"Creo que todas las mujeres marineras hemos sufrido en tierra esperando a nuestros maridos, y tenemos algún familiar o amigo fallecido con su barco por los temporales. Un sector muy duro que mis hijos no han querido continuar", expresaba Concepción, que se convirtió en redera al casarse con un marinero gallego.

Un evento que contó con la presencia de las autoridaes insulares y municipales, vecinos y sector pesquero insular para apoyar la imprescindible labor de las mujeres. Un intercambio de experiencias que las homenajeadas valoraron muy positivamente para conocer el trabajo de unas y otras con con las distintas artes de pesca en cada comunidad. Así como los avances conseguidos para que las mujeres tenga un gran futuro.