Estoy seguro de que lo que pensaba mientras el agente clavaba el sacho en la tierra era algo así como 'ahí no vas a encontrar nada". La frase la pronunció este viernes uno de los agentes que siguió muy de cerca, durante el jueves, el minucioso registro practicado por miembros de la Policía Científica en el crematorio de animales de Salinetas y en el pequeño jardín situado al lado. El agente describió a este medio que "el comportamiento que mostraba el arrestado era el típico de una persona fría y calculadora, que sabe muy bien lo que hace, pero que comunica, según la posición que adopten sus manos y sus piernas, además del gesto de su rostro, que ha hecho algo prohibido".

Una de las novedades que este viernes arrojó el caso fue el hecho de que la Policía Nacional de Telde ya había informado, meses atrás, del perfil del ahora encarcelado a la unidad creada para investigar la desaparición de Sara Morales. Los agentes también pasaron datos sobre al menos dos personas más, y se tiene constancia de que algunos de ellos fueron objeto de seguimiento durante un tiempo.

Volviendo a la actuación del jueves, el informante destacó especialmente "la sonrisa que dibujó su cara cuando, casi al final, lo llevaron a la zona del jardín. El tipo sonrió con aire cínico y desafiante. Durante el resto de la intervención, en ningún momento, al menos que yo sepa, abrió la boca. Una de las cosas que más me llamó la atención fue el que la inspección 'obligase' a tirar un pequeño tabique, situado casi al fondo de la puerta de entrada, donde parece que había como un doble fondo. Eso sí, allí no se encontró nada".

La descripción de la actitud mantenida por Marcos casa también con los relatos que ofrecían este viernes varios empleados y ex empleados de la Concejalía de Urbanismo que tuvieron que tratar con él a raíz del expediente abierto por carecer de permisos.

Uno de ellos recalcó "lo agresivo que se puso" cuando se le comunicó en 2000 que se le iba a precintar por no contar con la licencia de apertura -sí disponía de la de instalación- "y al final, después de la visita del técnico, tuvimos que mandar al sargento de la Policía adscrito a Disciplina para imponer un segundo precinto. Y aun así, fue de nuevo vulnerado. Otro dato que trascendió es que el encartado está empadronado, desde 2000 y a día de hoy, en la calle Luis Antúnez, de Melenara, aunque los vecinos dicen no haberlo visto nunca por allí.