Las fiestas de San Isidro de Gáldar son algo más que unas fiestas. Son el punto de arranque del calendario festivo del norte de la Isla. Y un año más fueron muchos los vecinos que en el día principal de las fiestas del barrio galdense quisieron estar presentes para disfrutar del inicio de los que hay quien denomina como el jolgorio norteño, que se prolongará hasta el próximo mes de octubre.

En el norte de Gran Canaria, las fiestas de San Isidro se llevan tatuadas con nombre propio en el alma. Se demostró el pasado miércoles en la víspera, con el baile de los papagüevos y el desfile de carrozas, que por culpa de la lluvia del martes se tuvo que trasladar a la noche anterior a la festividad principal. Pero sobre todo se notó ayer, cuando adultos y jóvenes coincidían en el mismo objetivo, disfrutar de la fiesta con los amigos de siempre. Los de toda la vida.

Así, en la plaza del barrio, había quien esperaba, con más retraso que de costumbre, a que llegaran los amigos que tienen por norma visitar la feria de ganado en el barranco del barrio, una de las más antiguas de la Isla y que conserva toda la tradición. Este año superó con creces los 100 ejemplares, con ganaderos de Santa Lucía de Tirajana, que por primera vez participaron en esta cita, lo que da fe de la fama de esta feria.

El trasiego de visitantes a la feria de ganado fue continuo durante toda la mañana, lo mismo que en la plaza del barrio, donde los vecinos se iban congregando ataviados con sus mejores galas para asistir a la solemne función religiosa.

La procesión de la imagen del patrón de los agricultores por las calles del barrio volvió a desatar una emoción que explotó por completo en el reencuentro de las familias en el día grande de las fiestas.

Después de una mañana repleta de sentimientos la fiesta continuó por la tarde con la cita con las costumbres ancestrales escenificadas en la pelea de carneros, que el año pasado se suspendió, causando un gran disgusto al barrio y que por fin este año pudo celebrarse.

La tradicional batalla de flores dio pie a la noche festiva y, aunque las fiestas finalizan, en San Isidro de Gáldar no hay momento para el adiós, ya que estas fiestas dedicadas al santo labrador son siempre el hola emocionado a la etapa festiva que se inicia en la comarca norte.