En verano de 1993 sale a la luz un proyecto de remodelación de la playa de El Burrero de Carrizal. Mientras el arquitecto Carmelo Suárez, redactor del proyecto, lo exponía como "el primer ejemplo de reordenación de la costa con elementos de calidad que no restan la estética natural del entorno", los vecinos se llevaban las manos a la cabeza al considerar innecesaria una mejora en una playa que consideraban ideal tal como estaba. Sin embargo, el entonces grupo de gobierno (PSOE) del Ayuntamiento de Ingenio con Juan José Espino como alcalde, junto al director de Costas, José Fernández, siguieron adelante con el macroproyecto y eludieron la opinión de asociaciones vecinales y ecologistas que se echaron a la calle para defender una playa natural. Han pasado quince años y la playa de El Burrero sigue en obras.

Han cambiado muchas cosas, grupos políticos, directores de Costas, proyectos, incluso la propia arena de la playa y sus callaos, pero lo que no ha cambiado es la decepción de los vecinos al ver cada día lo que consideran un maltrato a una playa cuyo único delito fue ser la inspiración de alguien que quiso lucirse y que definía su proyecto como "la mejor fachada al mar construida en Gran Canaria".

UN DESASTRE. Hace 15 años El Burrero era una playa de callaos con arena muy fina en la orilla, rodeada de rocas que atajaban de forma inteligente el viento propio de la zona. El primer proyecto de hace quince años consistía en la construcción de dos diques, ubicados en la zona Norte y Sur de la playa y ampliación del paseo, todo ello con un coste de 365 millones de las antiguas pesetas. A pesar del desacuerdo de los vecinos, Costas siguió adelante con el proyecto y en la primera fase en 1993 incluyeron arena procedente de Melenara. Durante días un barco vertió una arena fina impropia de la playa. Una idea que el azote del viento y la propia naturaleza definió por sí sola, como uno de los peores desastres de este polémico proyecto. Poco a poco se tuvo que retirar una arena que se aprovechó para regenerar la playa de Las Marañuelas en Arguineguín. La indignación por este proyecto fue tal entre vecinos y grupos ecologistas que se formó una plataforma bajo el lema Comité Peligra El Burrero en donde se defendía la flora y fauna de la playa. Tras la exposición de varios estudios de arqueólogos y expertos en Ciencias del Mar se consiguió paralizar la obra, pero a principios de 1995 se retoman con una frase del entonces subdirector de Costas José Fernández que decía: "las cosas cambian y la gente se acostumbrará". Tras varias paralizaciones, y quitar y poner arena, en agosto de 2006 Agrupa Sureste, que gobernaba en el Ayuntamiento de Ingenio, expone junto a Carlos Cárdenes, en ese entonces director de la Demarcación de Costas, otro nuevo y polémico proyecto que apenas llega a iniciarse.

PROYECTO SIN FIN. En la actualidad, Costas junto al grupo de gobierno (PSOE) continúa trabajando en una playa que ya siente el abandono de los bañistas. El proyecto que no parece llegar a su fin no dista mucho del de hace 15 años. Se divide en tres fases: Burrero Centro, Norte y Sur. La fase Burrero centro, con un presupuesto de 600.000 euros, está a punto de culminar y consiste en el reforzamiento y ampliación del dique además de quitar el pavimento y reponerlo. Barandillas de acero y un muro que ataje la arena en todo el paseo, además se quitó toda la arena y se puso callao de diferentes tamaños. Queda el mobiliario urbano y pasarelas de madera.

En cuanto al Burrero Norte, el cual todavía debe ser licitado por Costas con un presupuesto de 1.320.000 euros consiste en un mirador - restaurante que realizará el Ayuntamiento de Ingenio por concesión administrativa y una zona de ocio con una escalera que baja hasta la playa de San Agustín. El Burrero Sur se traduce en un paseo hasta el barranco de Guayadeque con carril de bicicletas e incorporación de los charcos naturales al paseo.

La que fuera la joya del municipio, la playa de El Burrero, nunca volverá a ser como antes y aunque algunos vecinos consideran que el Partido Socialista, iniciador de este proyecto hace lo que puede para dejar la playa lo mejor posible, en sus conciencias está lo que consideran un maltrato en toda regla.