El próximo jueves se cumplen dos años del inicio de los grandes incendios que azotaron las cumbres de Tenerife y Gran Canaria y que en menos de una semana calcinaron más del triple de la superficie forestal que había ardido en Canarias durante los nueve años anteriores. El fuerte calor de estos días recuerda las condiciones meteorológicas de entonces. Se mantienen activadas todas las alarmas y la vista de las administraciones está puesta en las cumbres, donde las temperaturas superan los 35 grados y el índice de humedad permanece bajo el 11 por ciento en determinadas zonas.

"A esta situación se suma que la vegetación está en peores condiciones que en 2007, porque hemos tenido un invierno húmedo que hace que el nivel de combustible sea bastante alto", explica desde Los Campeches el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, Wladimiro Rodríguez, quien vigila hoy los montes en primera persona. No obstante, puntualiza que en determinados lugares de la Isla se ha mejorado, en el sentido de que se han sembrado más huertas como consecuencia de la actual coyuntura económica.

"El riesgo que tenemos es que hay unas condiciones bastante duras, aunque estamos bastante mejor que en 2007 en cuanto a equipos y nivel de preparación de nuestra gente", destaca. Sin embargo, hace hincapié en que la capacidad se ve "muy limitada ante una naturaleza adversa en caso de que se produzca un incendio con viento, como ocurrió en aquel mes de julio". Rodríguez señala que la actual campaña contra incendios se está desarrollando de forma satisfactoria, "pero no hay que olvidar que con estas temperaturas y con régimen de vientos en las cumbres las cosas se ponen difíciles".

LOS CAMPESINOS, ALIADOS CONTRA EL FUEGO

El trabajo realizado desde que se extinguió el incendio de hace dos años se ha centrado en cortar gran parte de lo quemado en Monteverde, mientras que en el pinar se ha procedido a retirar combustible dada la debilidad que ante un fuego supone la densidad de los pinos. También se han mejorado las pistas forestales y los cauces de los barrancos, "pero todo esto es muy limitado ante lo que se impone, que es la naturaleza", insiste el consejero.

Para estas labores se ha movilizado un amplio equipo, en ocasiones de más de mil personas trabajando a la vez. "Las inversiones realizadas por el Cabildo y el Gobierno central fueron importantes, pero no olvidemos que aunque se limpien los barrancos, al año siguiente podemos tener la vegetación de nuevo ahí, por lo que el único equilibrio que se puede pensar para mantener una situación dinámica está en los campesinos, principales aliados para quitar combustible y defender esos 500 kilómetros cuadrados que tiene la Isla de bosque".

A juicio del consejero, el mayor esfuerzo hay que hacerlo en las medianías, en las zonas cultivadas y las zonas pobladas, "porque el principal peligro está en nuestros pueblos, que están rodeados de matorrales porque se ha perdido la cultura de mundo rural". Wladimiro Rodríguez considera que en los últimos años, la gente "ve muchas películas y sueña con que las máquinas y los equipos de bomberos resuelven el problema, cuando en realidad son un elemento auxiliar, pero hemos creído que se puede vivir rodeados de combustible y que vengan ellos o los helicópteros a resolverlo".

CASI 40.000 HECTÁREAS

Diez de los 31 municipios de la Isla -Los Realejos, San Juan de la Rambla, La Guancha, Icod de Los Vinos, Garachico, El Tanque, Los Silos, Buenavista del Norte, Santiago del Teide y Guía de Isora- se vieron afectados en 2007 por la virulencia de unas llamas que no se dieron por controladas hasta el 2 de agosto y por extinguidas hasta quince días después.

Pasado el mediodía del 29 de julio de 2007, se declaraba un conato en Erjos, El Tanque, justo dos días después de que se iniciaran en Tejeda (Gran Canaria) y Vallehermoso (La Gomera) sendos incendios coincidiendo con la declaración de la alerta amarilla en las Islas por las altas temperaturas. El segundo quedó controlado al cabo de unas horas, pero esa misma tarde, las llamas se habían convertido en indomables en Gran Canaria. Al día siguiente, cuando ya eran más de 2.000 las personas evacuadas en las cumbres de la Isla, ingresaba en prisión el autor de esta catástrofe casi al tiempo en que se detectaba un conato de incendio en Los Campeches (Los Realejos, Tenerife).

El fuerte calor de esos días y la intensidad del viento resultaron cómplices de la propagación de unas llamas que no daban tregua y que obligaron también a desalojar a miles de vecinos en Tenerife. El 17 de agosto, cuando se dio por extinguido el incendio en la Isla, el Ministerio de Medio Ambiente hacía públicos los datos finales y oficiales del número de hectáreas arrasadas en las dos islas, un total de 37.586: 18.800 en Tenerife y 18.786 en Gran Canaria.

MÁS DE DIEZ AÑOS PARA LA RECUPERACIÓN

Desde 1998 y hasta antes de los incendios de 2007, los montes canarios sufrieron 695 fuegos que arrasaron 10.925,37 hectáreas de terreno. En sólo unos días, los fuegos producidos durante ese verano en Tejeda y Los Realejos acabaron con más del triple de ese territorio.

Un especialista en montes ha explicado así las consecuencias medioambientales de esta catástrofe, su afección en pájaros e insectos, no sólo en la flora. "Toda la fauna ha sufrido, como los picapinos y el pinzón. Después de trece años trabajando en esto, me siento impotente. Es después, cuando pasa todo, cuando eres consciente del miedo. El daño causado al medio ambiente es incalculable y tardaremos entre diez y quince años para volver a tener un ecosistema parecido al que teníamos".