El incendio que asoló el suroeste de Gran Canaria hace dos años, además de pasar por el fuego 18.000 hectáreas, afectó de forma significativa a dos de los caseríos etnográficos de máximo interés de la isla. Ayagaures de Arriba y Las Tederas, en San Bartolomé de Tirajana, recuperan poco a poco su idílica imagen de la tradicional arquitectura del campo canario gracias al empeño de sus propietarios y al apoyo del Cabildo de Gran Canaria con la aportación de la afamada madera de tea para las reposición de techos, balcones y puertas después que las llamas dejasen sólo en pie las paredes de las viviendas siniestradas.

Para reponer las cubiertas de estos dos conjuntos de casas típicas, la Consejería de Medio Ambiente de la corporación insular ha usado pinos centenarios que el mismo incendio tumbó, que estuviesen cercanos a pistas forestales para posibilitar su traslado a un aserrador en Jinámar y su posterior entrega a los propietarios de viviendas con valor arquitectónico dañadas por el pavoroso siniestro en el interior del Parque Natural de Pilancones . El departamento insular realizó al efecto un anuncio público por el que se invitaba a los afectados a presentar solicitudes para esta donación.

"Los propietarios son los que han conseguido que se hayan reconstruido Ayagaures de Arriba y Las Tederas. Han puesto el trabajo, la energía y el dinero para recuperar uno de los mejores conjuntos etnográficos de Gran Canaria", señalaron desde la corporación insular, que destacan además que muchos de ellos han usado técnicas tradicionales como las tillas (maderas finas que conforman la cubierta), cuya elaboración supone un enorme y laborioso trabajo por el cariño de mantener el valor tradicional de las casas, algunas con más de 200 años.