Los dioses aborígenes no se pusieron del lado de la treintena de ciudadanos inscritos por internet a las visitas guiadas a los Yacimientos estrella que organiza el área de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, y que acudieron ayer entusiasmados al yacimiento arqueológico del Roque Bentayga para observar un fenómeno que se presentaba a un nivel similar al del final de En busca del arca perdida.

El objetivo era comprobar in situ un fenómeno de luces y sombras inolvidable en un yacimiento aborigen, gracias al cual los primeros pobladores de Gran Canaria averiguaban las llegadas de los solsticios y los equinoccios. El signo del cambio de estación que era utilizado para sus ritos y ofrendas a los dioses. Como ya sucedió con las dos anteriores visitas, la expedición se reunió antes del amanecer en la capital grancanaria para emprender el recorrido en guagua hasta Tejeda.

Durante el viaje, todos los congregados reconocían que el gran madrugón valía la pena, ya que la posibilidad de observar la salida del sol sobre un almogarén, o construcción excavada en la roca que ha sido interpretado como lugar de culto, con una cazoleta de 72 centímetros de diámetro, no tenía precio. Un lugar donde, a la salida del sol, justo en el equinoccio de otoño, se produce un fenómeno impactante debido a que la luz atraviesa un promontorio con una muesca en forma de V en su parte alta, que tiene justo el diámetro solar visto desde la Tierra.

La ilusión se palpaba en el ambiente, pues tras los precedentes de la necrópolis de Arteara (equinoccio de primavera) y Cuatro Puertas (solsticio de verano), muchos se habían inscrito de forma instantánea a esta visita con la esperanza de ver un fenómeno de la naturaleza tan singular que ni un agujero negro le hiciera sombra (nunca mejor dicho). Por otro lado, es cierto que ayer no era precisamente el día del equinoccio, que ocurre el martes 22 de septiembre, pero se prometía un gran espectáculo y la posibilidad de observar la precisión de la orientación a tres días vista.

Pero no hubo suerte. Una vez llegado al lugar, las malas condiciones meteorológicas, con viento, lluvia y hasta una niebla amenazadora, hicieron imposible observar algo el fenómeno, pero sí un buen remojón y algún que otro constipado. Sin embargo, los dos expertos, José Carlos Gil, de la Agrupación Astronómica de Gran Canaria, y Pepe Cuevas, de la Unidad de Patrimonio Histórico, explicaron con todo detalle la importancia del Roque Bentayga y de un entorno arqueológicamente insuperable para la Isla y su gente.

De hecho, la Sierra del Bentayga es uno de los Bienes de Interés Cultural más importantes de Gran Canaria con un centenar de estructuras arqueológicas integradas por habitaciones, silos, enterramientos y un Centro de Interpretación con toda la información para los visitantes.